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El tema de hoy: Sin paz en casa naranja
“Sus comentarios apuntan al deseo de tener un fujimorismo unido y fuerte y, por ende, al quehacer político en el que el indultado ha descartado intervenir”.
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Hasta el último viernes, solo siete tuits difundidos a través de su cuenta personal daban algunas luces sobre el pensamiento de Alberto Fujimori en su etapa posindulto. Ese día, el ex presidente puso fin a diez años de silencio mediático, desde su extradición de Chile en 2007, y se animó a responder unas cuantas interrogantes en breve entrevista a un canal de televisión.
Habló sobre su salud y lució ciertamente demacrado. Pero a la par demostró que no hay arrepentimiento sobre su gobierno y repitió lo que ha sido su argumento de defensa durante casi dos décadas: que en su gestión “se cometieron errores”, no delitos; el mismo alegato que dio Pedro Pablo Kuczynski para justificar el indulto humanitario.
En un escenario de pública discordia fraternal, también se refirió a la confrontación de sus hijos Keiko y Kenji. Se mostró confiado en que “la división es momentánea” y comentó que tiene “la esperanza de que ellos van a llegar a un punto de convergencia”.
Sus comentarios apuntan al deseo de tener un fujimorismo unido y fuerte y, por ende, al quehacer político en el que el indultado ha descartado intervenir.
“Yo ya me he jubilado de la política”, dijo el patriarca del clan Fujimori. La declaración, en ese sentido, parece ser una verdad a medias desde el momento en que avizora un posible punto de encuentro de las dos alas del fujimorismo representadas por Fuerza Popular y Cambio 21, este último el partido no nato de su hijo Kenji.
“Yo ya me he jubilado de la política”, dijo el patriarca del clan Fujimori. La declaración, en ese sentido, parece ser una verdad a medias desde el momento en que avizora un posible punto de encuentro de las dos alas del fujimorismo representadas por Fuerza Popular y Cambio 21, este último el partido no nato de su hijo Kenji.
Para que eso ocurra, los hermanos Fujimori deberán primero, cada uno por su cuenta, librar sus respectivas batallas judiciales y parlamentarias. Keiko respondiendo en los procesos por los presuntos aportes irregulares de Odebrecht a su campaña, el “aumentar Keiko para 500 e eu fazer visita” y los cocteles para recaudar fondos para la lid electoral.
Kenji, en tanto, deslindando de la acusación del delito de lavado de activos en el caso Limasa y, más recientemente, enfrentando un proceso de desafuero por su participación en el canje de obras por votos en contra de la vacancia de PPK. Mucho que responder aún en predios fujimoristas como para pensar en limar asperezas.
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