(Composición)
(Composición)

“Señorita, me ha pegado”, es la frase con la que los niños, entre sollozos, (muchas veces impostados) buscan el favor de la “seño”. Y de paso, lograr la victoria frente al enemigo. Es una táctica infantil de sobra conocida.

Tengo la sensación de que los malos políticos se comportan como niños. Buscan el favor, no de la “miss”, pero sí de la ciudadanía, que tiende a caer en los encantos de sus líderes… hasta que, de tanto abusar, les dan la espalda.

Pedro Sánchez, experto en ardides, ha hecho de Milei “su punto”; el objeto de sus burlas. A su toma de posesión como presidente de la República de Argentina (la misma que, por obra y gracia de Perón, aplacó las hambres de la posguerra española) ni acudió, ni envió a un representante de nivel. Y la guinda la puso uno de sus ministros tildándolo de drogadicto.

En ese contexto llegó Milei a España a un acto de un partido. Vino en visita privada, aunque tuvo la asistencia y atenciones que se otorga a un de jefe de Estado. Milei, haciendo de él mismo, insultó al presidente del Gobierno y de paso calumnió (calumniar es imputar a alguien la comisión de un delito a sabiendas de que no es cierto) a su esposa.

A tamaña falta de educación y muestra de grosería, “niño Sánchez”, que olvida que fue el primero en mofarse, ha respondido sobreactuando: ha retirado a la embajadora de España. Nunca España, había hecho algo así con un país latinoamericano, salvo el caso de la toma de la Embajada de España en Guatemala, por el ejército. Exige de Milei pública excusa a sabiendas de que no la habrá.

No excuso a Milei. Pero menos a Sánchez, quien en su egocentrismo plagado de narcisismo, confunde lo privado con lo público. La paz familiar con el respeto institucional. Tal para cual.


Perú21 ePaper,  y pruébalo gratis

VIDEO RECOMENDADO

Jaime De Althaus sobre propuesta del Ejecutivo a Contralor de la República