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Usted se siente o considera qué
“El censo es una inmejorable oportunidad para debatir sobre quiénes somos y qué país queremos”.
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El censo nacional de mañana sirve para conocernos más y mejor. Sin información precisa sobre la población, las viviendas y las comunidades indígenas, es difícil que el Estado pueda orientar adecuadamente la inversión social y los servicios ciudadanos. Es increíble que haya gente que se queje de las restricciones de movilidad, acaso olvidan que nuestro relajo cívico puede arruinar grandes esfuerzos colectivos como este. Es verdad que la metodología y algunas preguntas pueden mejorar, pero ya está convocado y no queda sino colaborar. Hacerlo mal será fatal.
Este censo trae una pregunta nueva sobre autoidentificación étnica (“por sus costumbres o antepasados, ¿usted se siente o considera…?”). Como bien indica el investigador José Antonio Lloréns, la manera más apropiada de acercarse a las identidades culturales existentes pasa por preguntar primero a los ciudadanos por cómo se identifican a sí mismos, evitando por fin las atribuciones que burócratas y académicos hacían en el siglo pasado y que algunos aún siguen haciendo. Si bien en el Perú se reconocen oficialmente 55 pueblos indígenas, los encuestados podrán responder libremente, así se podrán consignar algunas identidades no oficiales como, por ejemplo, “nikkei”. O ninguna. Es importante anotar, además, que estas respuestas se analizarán con relación a otras referidas al idioma materno, el empleo, el nivel socioeconómico, el acceso a servicios públicos, etc. No sirve sobredimensionar una pregunta.
Lo que resulte del censo convocará nuevas interrogantes para el debate de las ciencias sociales. Por ejemplo, si la mayoría se autodefine como “mestizo”, ¿cuántas nociones –semejantes y contradictorias– de mestizo estarán allí agrupadas? Si una parte importante de pobladores urbanos –con acceso a servicios públicos e integrados al mercado– se define como “indígena”, ¿cómo afectará esto a las políticas de discriminación positiva venideras? Un censo siempre es un punto de partida.
Hay quienes sostienen que esta pregunta es confusa o que no será útil. Se adelantan. Ya se usó antes en la encuesta nacional de hogares y fue muy útil para estudios como los de Carolina Trivelli sobre pobreza y Néstor Valdivia sobre salud pública. No importa si la gente responde de manera afirmativa o a la defensiva, lo cierto es que algo nos dirá acerca de cómo nos percibimos los peruanos. Pero la ansiedad nos gana. Los debates poco informados en el periodismo y las redes sociales dan cuenta de la ausencia de una reflexión más profunda sobre estos temas, tanto en el plano individual (estoy en el grupo de quienes no sabemos qué responder con propiedad ante esta pregunta), como en el ciudadano (por qué la pregunta trata sobre “etnicidad” y ya no sobre “raza”, etc.).
La imagen ante el espejo colectivo nos inquieta. Eso es bueno. Y puede ser socialmente saludable. El censo es una inmejorable oportunidad para debatir sobre quiénes somos y qué país queremos modelar.
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