Foto: GEC
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El presidente Martín Vizcarra anunció anoche durante una entrevista en Cuarto poder que si el Congreso negara la confianza que hoy solicitará el jefe del gabinete respecto al sistema de elección del Tribunal Constitucional, evaluaría disolver el Congreso.

Será pues una semana decisiva. Ejecutivo y Legislativo parecen estar ya jugando las últimas cartas que les quedan en la baraja. Esta ha sido la respuesta del mandatario ante el archivamiento del proyecto de adelanto de elecciones y el apresuramiento en la elección de los nuevos miembros del TC.

¿Qué hará el Parlamento mañana? El fujimorismo ha demostrado que es incapaz de cohabitar con otras fuerzas políticas si estas no están alineadas a sus intereses. Esto quedó claro tras la derrota en las elecciones de 2016. ¿Por qué no se optó por practicar una oposición constructiva de cara a 2021?

Quien crea que la rapidez para renovar a los magistrados cuyos mandatos están vencidos no tiene otra intención que cumplir con una tarea pendiente, peca de ingenuo. Especialmente cuando estamos a punto de conocer la identidad de los congresistas, al menos parcialmente, que, así como ocurrió con los candidatos a la Presidencia, también recibieron dinero de Odebrecht para financiar sus campañas electorales. Lista que no solo salpicará a los miembros de la bancada naranja, cabe precisar.

El caso Lava Jato ha expuesto su lado más oscuro. El instinto de supervivencia de nuestra clase política. Un cataclismo que ha relegado la agenda país, porque ahora de lo que se trata es de evitar la justicia y la cárcel. Ni la lucha contra la pobreza, la inseguridad o elevar el nivel de la educación importan.

¿Postergar la elección del colegiado y otorgar la confianza calmaría las aguas y propiciaría una tregua? Estamos tirando una moneda al aire.

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