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Se va a quedar sola Dina Boluarte
“No dudo que Oscorima va a empezar a cantar y ahí nos contará con lujo de detalles cómo fue el tinglado de los Rolex y todo el festín presupuestal en Palacio a cambio de las joyas”.
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Sobre un pedido presupuestal de más de mil millones al Gobierno, que dice tiene comprometido, Wilfredo Oscorima asegura que si no se lo dan, él es capaz de liderar una movilización masiva desde Ayacucho para reclamarle al Ejecutivo. La verdad es que no se puede tomar en serio esa afirmación. Al contrario, se evidencia que es parte de un guion, seguramente preparado por sus abogados que veían que se venía la denuncia constitucional del fiscal de Nación en contra de la presidenta.
Evidentemente que el primer damnificado de la posición correcta asumida por el Ministerio Público va a ser Oscorima, porque, para empezar, él no tiene inmunidad y puede tranquilamente la Fiscalía someterlo a los apremios que le faculta la ley, como una detención preliminar y hasta una prisión preventiva, por la abundancia de pruebas que se muestran en la denuncia constitucional.
En ese escenario, no dudo que Oscorima va a empezar a cantar y ahí nos contará con lujo de detalles cómo fue el tinglado de los Rolex y todo el festín presupuestal en Palacio a cambio de las joyas; por eso es que sospechamos que ahora pretende una narrativa nueva para desmarcarse, porque su situación legal está comprometida con los delitos que habría cometido la mandataria.
Súmenle además que Oscorima ya tiene antecedentes y, en consecuencia, tiene la obligación de tener una conducta intachable. En estas circunstancias está expuesto a regresar a la cárcel, con lo cual perdería su cargo de gobernador regional y podría quedarse solo, ya sin el poder, que de todas maneras hoy lo protege a pesar de no tener inmunidad.
Sigo con la tesis que estamos presenciando el epílogo del gobierno de Dina Boluarte. Tal vez ella crea que el Congreso la va a blindar, pero se olvida de que en el Parlamento actual no tenemos congresistas, sino rufianes y hasta vulgares delincuentes que son capaces de todo con tal de mantener su cuota de poder o, mejor aún, si pueden, tomar por asalto el Ejecutivo.
Lo paradójico de esta historia es que tuve la oportunidad de decirle a la presidenta lo que iba a pasar si es que se apoyaba en el Congreso cuando recién empezaba su gobierno. Pareció que asentía a mi vaticinio, que no era otro que un escenario previsible considerando cómo estaba conformado el Congreso.
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