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Redacción PERÚ21

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Beto Ortiz,PandemonioNo paraste de vacilarme la noche aquella en que coincidimos con Gastón y Hildebrandt en el mismo vuelo de Iberia a Madrid. Te jodiste –me decías– ya te perdiste la portada. La peor de tus pesadillas-me decías-.Si se cae este avión, te quedas completamente fuera del titular. Y dejabas escapar otra de tus prodigiosas, subversivas carcajadas. De todo eso me acuerdo ahora que me acaban de llamar para anunciarme que, finalmente, te has marchado. Es completamente ridículo pensar que ya no nos reiremos más, no tiene ningún sentido, pero tampoco me asombro demasiado. Irnos suavecito nomás de todos lados siempre fue nuestra especialidad. Nuestras vidas han sido siempre una sucesión de fugas intempestivas, un perenne estado de a sus marcas,listos, ya, de alerta roja permanente, de huida espectacular. Si fue justamente escapando de las clases que nos conocimos hace millones de años. Daba la casualidad que nos aburrían los mismos profesores de la facultad y coincidíamos en el jardín, tú fumándote un cigarrito, yo mirándote fumar, conversándote de cualquier zonzera, tratando de decir cosas chistosas para así, como quien no quiere la cosa, abastecerme del poderoso combustible de tu risa. -¿Quieres un cigarro? – No, gracias, no fumo. – ¿Fuego? – Tampoco.

Las clases de la universidad nos valían tres pepinos. No nos decían absolutamente nada. No podíamos más con esa perenne sensación de ¿qué carajos hago acá? Nos aburríamos inmensamente como se aburren los elefantes del Parque de las Leyendas. Y, de puro aburridísimos, a veces, hacíamos una que otra cosa inenarrable. Una mañana te me apareciste con la novedad de que habías entrado al diario "Ojo" como practicante pero me hiciste jurar que no se lo contaría a nadie porque te daba un roche horrible. Ese tabloide popular hacía todo lo que nuestros doctos profesores nos enseñaban a evitar. Pero tú te divertías de lo lindo con esas primeras planas delirantes que imprimían. Con esos titulares memorables del tipo "Obrero muere con camote en el cucú". Con esas notas real maravillosas, como aquella sobre la caída de Abimael en la que se decía que, mediante el análisis de la basura, se había logrado establecer que el sanguinario cabecilla terrorista tomaba leche con Milo "entre otras exquisiteces". Qué buena. Otra mañana repartiste en el salón, de lo más pancha, los partes de tu matrimonio. Era una locura, nadie se casaba en cuarto ciclo, pero quizás eso ya era razón suficiente para hacerlo. Llegado el día de la ceremonia, todos asistimos muy elegantones a la iglesia del Parque Kennedy. Todos, menos tú. Nos plantaste en el altar. Te desanimaste a tiempo. Te aburriste a tiempo. Digamos que ganaste por walk over. Estaba de moda aquella canción que dice No tenemos dónde ir/al menos sé que huyo porque amo. Cuando me botaron de no sé qué programa, allá por 1999, quiso la suerte que te tuviera como jefa. Yo escribía las entrevistas para "Somos" y tú eras mi editora despiadada. Uf. Me destruías constructivamente sin la menor contemplación, me hacías pedazos el texto, me reducías a la mínima expresión – esto es innecesario, esto es muy llorón, esto no da risa, esto no se entiende – en dos papazos te volabas párrafos enteros –¡juas, juas!– como con un sable, como con hacha filuda de leñador. Y allá íbamos de nuevo, derrotados, a escribirlo todo de nuevo, a apechugar la inhóspita, inacabable amanecida de cierre, muertos de frío y de sueño, quién nos mandaba meternos en esta danza. Teclea, mami, teclea.

Y a tu clásica pregunta ¿Ya no me quieres? Había siempre que responder con otra pregunta: ¿Por dónde nomás andarás ahora, tigresa? Ya me he comprado un mapamundi para clavar un alfiler en cada nuevo paraje donde decidas refugiarte. ¿Dónde exactamente he de clavar, esta vez, el clavito, Milagros Francisca? ¿Al sur o al norte, señorita de Portugal? Ponlo en la margen sur del rio Tajo –me dijiste– ahora vivo en una ciudadcita llamada Costa de Caparica, bien al borde del Atlántico y a 30 kilómetros de Lisboa. O sea, es lo que Punta Hermosa a Lima, más o menos. Pero…¿te volviste loca?, ¿por qué te has ido? Do you really want to hurt me? Do you really want to make me cry? ¿Qué se te ha perdido, qué cosita estás haciendo por ahí? Lo que mejor me sale. Trabajando en un ristorante: Risotti. Scampi. Prosciutti. Funghi porcini. Trabajando como yegua, coleguita. ¿Ya dominas el idioma? ¿Es cierto que Tribilín en portugués se dice Patetas? Investiga. ¿Verdad que la piña es abacaxi? ¿Y que los peluqueros son cabeleireiros? ¿Me estás jodiendo? ¿Cabeleireiros? Así es, amigo, qué cague de la risa. Afirmativo. ¿Vendrás a visitarme, ragazzaccia? De todas maneras, cuchi-cuchi. Aquí te espero, papacito. No me demoro nada, mon amour. Y todo era llegar y ponernos al día caminando la Baixa de arriba a baixo contándonos toda clase de cosas mantecosas: Disculparás, amigo, si será mucha molestia, pero mi hijo Gabriel me tiene loca: El es primera guitarra del grupo Autobús y ahora hay una especie de concurso para elegir a la única banda peruana que tocará en no sé qué festival. Entonces dice que le ayudaría un montón aparecer por estos días en la tele y, tú sabes. se le ocurrió que quizá tú…pucha, sorry, soy una mama chocha, no puedo evitarlo. Tranquila, mi querida Doña Florinda. Ya veré cómo carajo meto una banda en un programa político. Dile a tu hijo rocker que esté el otro lunes a primera hora en mi set. Algo se me ocurrirá. Diremos que se muere por Karen Schwarz. Total, todos los chicos de Lima se mueren por ella. Tú dile a Gabriel que me siga la cuerda.

Y así se nos pasaban los años como si fueran días y había que volver a pegar un grito: ¿Y ahora? ¿Dónde pongo la tachuela, Milicita? En Rambouillet, que está a media hora en tren de París. Está muy cerca de Orly y tiene un lindo castillo, que era residencia de los reyes y ahora es la casa de campo de los presidentes. Avísame si vienes para echarle otra papa al caldo. Y claro que iba. Y conversábamos París tardes enteras. Y si, de repente te me ensombrecías, había que llevarte de regreso a tu cancha: ¿Te vas a divorciar, Mila? ¡Congratulations! ¿Y de cuál?¡Qué chévere! Un buen relanzamiento siempre es sexy. ¡Dichosa tú que puedes! Yo lo que quiero es divorciarme de mi mismo pero todavia no es legal. Y, de repente, al pasar por la vitrina de una tienda vintage, te enamorabas de un viejísimo Pluto de plástico, todo despintado que, por supuesto, había urgencia de comprarte de inmediato para que volvieras a ponerte casi tan contenta que cuando te dieron los papeles de la residencia. ¿Y ahora? ¿coordenadas, ubicación? ¿Dónde nomás ponemos el alfiler, Milicita? Onde vais? Where you at? Dove vai? Mila del alma mía, luz de donde el sol la toma: feliz viaje. Have a pleasant flight. Nada de llanto ¿A los hombres? Pa'fuera tristeza. Nada de llanto, chesumay. Déjame que escriba, sonriendo, la noticia jubilosa de tu vida.

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