(Presidencia)
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La culpa de estos disturbios y que un ente como Merino y la izquierda con Sagasti hayan llegado a la presidencia es de Mercedes Araoz por su falta de responsabilidad cívica y de consecuencia patriótica. ¿Para qué postuló y aceptó ser vicepresidenta si se iba a largar en cuanto las papas quemaban? Su renuncia cobarde descompaginó el orden sucesorio y abrió las puertas a estos cubileteos y aventurerismos. Candidatear, jurar y asumir ese altísimo cargo no es un desfile de modas y un masaje de egos, sino un compromiso ineludible, un deber sagrado para cumplir hasta el final.

-Sagasti resultó otro presidente mentiroso más. Y desde el saque, cual Toledo o Vizcarra. Nombró un gabinete donde TODOS son caviares (salvo, tal vez, el MEF), cuando nos prometió en su inauguración que “Este gobierno de transición surgido en tan grave circunstancias que vive la patria no será un gobierno partidista sino plural”, algo que reiteró más tarde en Canal N (“Nos hemos comprometido a hacer un gabinete plural”). Y acaba de hacer una gran purga en la Policía (que espero no sea la captura caviar de la PNP), cuando antes sostuvo que “No pensemos que hay que reformarla por el actuar de unos malos elementos” (LR, 22/11/20). Si miente así... ¿Cómo vamos a creer entonces en ese”Mantendremos desde el gobierno una actitud de absoluta neutralidad en el proceso electoral” de su inauguración? ¿O qué no va a tocar la Constitución?

Es que la mentira sin rubor impera. Mirtha Vásquez Chuquilín, comunista que ahora preside el Legislativo, aseveró meses atrás que “Las propuestas de ley no deben venir en función de lo que hemos ofrecido en la época de campaña electoral. A mí me parece eso muy irresponsable, porque en campaña electoral se ofrece de todo. Imagínense ustedes si acá se viene a tratar de desarrollar normas en función a lo que se me ocurrió ofrecer en campaña”. ¡Plop!

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