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Rodrigo Prialé: Balanza comercial y crecimiento
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El Perú es un país pequeño en la economía mundial (0.34% del PBI mundial), habitado por personas con un ingreso promedio anual bajo (US$ 6,500).
En un país como el Perú, los mercados son pequeños, y para que las empresas que abastecen el mercado interno puedan desarrollarse, crecer y crear empleo sostenidamente, se requiere otro grupo de empresas que generen las divisas necesarias para que, así, las que abastecen al mercado interno puedan importar sin contratiempos los insumos y bienes de capital que necesitan para producir y abastecer la totalidad de sus mercados.
Si las exportaciones peruanas no crecen más, o al menos al mismo ritmo que las importaciones, tarde o temprano el crecimiento económico tenderá a disminuir y, eventualmente, se detendrá cuando la afluencia de capitales externos sea insuficiente como para financiar el déficit externo (el de la cuenta corriente).
Esa ha sido la causa de todas las recesiones que ha experimentado el Perú en el pasado, y en la actualidad es la principal causa de la desaceleración del crecimiento económico.
Un país como el Perú no puede darse el lujo de registrar saldos negativos en su balanza comercial (menos exportaciones que importaciones de bienes).
Lamentablemente, en el año 2014 la balanza comercial del Perú registró un saldo negativo de US$ 1,500 millones. La última vez que el país tuvo un déficit comercial fue en el 2001, de 180 millones de dólares.
En el periodo 2000-2014, las exportaciones, medidas en soles del 2007, crecieron a una tasa promedio anual de 5%; en los últimos cinco años esa tasa disminuyó a 2.2%, y en los últimos dos dicha tasa fue de -1.3%.
Si pronto no logramos restablecer el dinamismo que las exportaciones tuvieron en años anteriores, entonces se seguirá deteriorando el crecimiento de la economía peruana hasta, posiblemente, detenerse.
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