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Roberto Lerner: ¿Para qué sirve un examen?
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¿Qué haces con los resultados de un examen? La respuesta es inmediata, luego de una pregunta: ¿con las notas?, nada. Bueno, algunos las esconden el mayor tiempo posible, si no es posible desaparecerlas para siempre. Otros las usan como señal de éxito.
Cuando trato de llevar a la conversación hacia la experiencia del examen, lo que significó haber respondido así o asá, las conclusiones a las que se ha llegado a partir de los comentarios del profesor o lo que se debe mejorar en el proceso de estudio en general, me encuentro con una pared de incomprensión, una mirada entre burlona y despectiva.
Probablemente la misma mirada vendría de parte de un profesor o un padre de familia. Los exámenes son para evaluar y sus resultados sirven para ubicar a los alumnos en una categoría. Punto.
Pero no es algo inevitable, no tiene que ser así. ¿Acaso no sería bueno utilizar los exámenes como una oportunidad para aprender, una ocasión para volcar nuestras mentes sobre ellas mismas y sus contenidos con el fin de conocerlas mejor; y, además, entender qué aspectos de un problema no captamos y por qué?, ¿no podría convertirse en una ocasión para debatir públicamente éxitos y fracasos, posiciones y formas alternativas a la propia de pensar un tema?, ¿no podría ser la continuación de una clase o la preparación de otra, además de fortalecer la relación entre un maestro y sus alumnos?, ¿no sería una manera de ir más allá de cuánto sabemos para abordar cómo lo sabemos y, sobre todo, lo que nos queda por saber para acometerlo?
La trivialidad de los exámenes, su escaso valor predictivo, su tonta y aburrida rutina, dicen mucho de un sistema que hace competir por notas, pero las pruebas pueden ser mucho más, si nos atrevemos.
Roberto Lernerhttp://blogs.educared.org/espaciodecrianza/
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