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[OPINIÓN] Richard Arce: “Dictadura parlamentaria en acción”
El nuevo defensor del Pueblo, Josué Gutiérrez, tiene un serio conflicto de intereses. No solo en su relación laboral con la bancada de Perú Libre y el Congreso, sino también con diferentes grupos de interés, como por ejemplo su acercamiento y deuda con Vladimir Cerrón, condenado por corrupción.
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El nuevo defensor del Pueblo, Josué Gutiérrez, tiene un serio conflicto de intereses. No solo en su relación laboral con la bancada de Perú Libre y el Congreso, sino también con diferentes grupos de interés, como por ejemplo su acercamiento y deuda con Vladimir Cerrón, condenado por corrupción.
Ahora se ha dado a conocer que Gutiérrez también es otro entusiasta defensor de la contrarreforma del transporte, ya que ha sido defensor de microbuseros que pretendían tumbarse la reforma en este sector en Lima y Callao, al haber sido el asesor legal de la Cámara de Transporte Urbano.
Esto es grave porque se entiende que la comisión especial del Congreso encargada de la evaluación de las propuestas de las diferentes bancadas para seleccionar al nuevo defensor del Pueblo debió de indagar sobre estos antecedentes, para que no exista conflicto de intereses comprometedores.
Por eso, ahora entendemos la resolución judicial que observa el proceso de selección del Congreso por serias irregularidades cometidas en su proceso, con lo cual se vicia la elección de Gutiérrez y debería ser reconsiderada su nominación.
La realidad es que al Congreso no le importó el proceso de selección y los estándares mínimos que se requieren para asumir una responsabilidad de esta naturaleza. Primaron los intereses subrepticios y la angurria de copar instituciones determinantes del Estado con sus allegados; una vil repartija de poder como a las que nos tienen acostumbrados estos parlamentarios.
Ya no les importa a los congresistas ni siquiera las formas, actúan con total desparpajo y han vuelto a demostrar al país que pueden caer aún más bajo con tal de lograr sus objetivos y esto es peligroso en democracia. Es prácticamente una especie de dictadura parlamentaria, donde la ciudadanía tiene que aceptar esas sinrazones.
Como venimos alertando desde esta humilde columna, el siguiente paso es tomar las instituciones electorales, porque quieren tener un JNE y una ONPE a la medida de sus ambiciones políticas, viendo las próximas elecciones. Esto tiene que parar, no podemos permitirles semejantes despropósitos e ignominias.
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