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#QueseVayanTodos: Una gran mentira

"No sé si nos hemos dado cuenta, pero varios de los que hoy piden esos cambios radicales, ayer estuvieron en el poder".

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Es difícil pensar con claridad cuando se pierde la confianza en todo. Ante el escándalo en el CNM y lo involucrados que parecen estar los congresistas, pedimos cambios radicales. Que se vayan todos, decimos. Así, políticos “limpios” piden que los congresistas dejen sus puestos, otros piden cambios de Constitución y golpes de Estado. Periodistas, políticos, líderes, todos toman la batuta moral y piden sustituciones, como si el problema pasara por quiénes son los jugadores.
¿Que se vayan todos? ¿De verdad pensamos que esa es la solución? No sé si nos hemos dado cuenta, pero cada 5 años cambiamos de congresistas y cada 5 años cambiamos de presidente. Y así, también, cambiamos de alcaldes. No importa si es de derecha, izquierda o centro, tenemos un expresidente condenado, varios otros investigados, otro que ha estado preso y uno prófugo, y más funcionarios en las mismas. No basta con decir “que se vayan todos”. Este no es un problema de individuos, es un problema en el sistema.
No sé si nos hemos dado cuenta, pero varios de los que hoy piden esos cambios radicales, ayer estuvieron en el poder. ¿Por qué recién cuando salta el escándalo es que todos parecen tener voluntad de reformar todo? ¿O me van a venir con el floro de que la corrupción en el Poder Judicial era secreto? ¿De que nada se sabía antes de los audios? Incluso tú, que lees esto, ¿para ti era un secreto la cochinada que hay en el Poder Judicial? ¿En serio?
No me vengan con esa mentira. Todos, absolutamente todos, conocemos a alguien que ha coimeado alguna vez. A un policía, a un juez, a un funcionario de la Municipalidad, a un médico. Todos conocemos a alguien que ha pagado por sacar un brevete, o que ha sacado algún título en Azángaro, o que ha pagado para que les hagan su tesis. Todos sabemos que si tienes contactos en el Poder Judicial, nadie te puede tocar.
Y el problema no está solo en el Poder Judicial, está en el Congreso, donde legisladores buscan sacar obras para sus regiones a cambio de unos verdecitos. Está en las cárceles, donde los criminales mejor conectados tienen celulares y privilegios. Está en la derecha, está en la izquierda, está en todos y en el desarrollo moral defectuoso del país. Está en la criollada y en esa viveza y facilidad para torcer las reglas cuando nos conviene.
Y está en un sistema, armado para permitir que esos peruanos que se jactan de su viveza y de la “pendejada” puedan hacer de las suyas. Un sistema que solo funcionará si es que mañana llega un héroe de moral perfecta, un caudillo absolutamente altruista, pero eso no existe. No basta con que se vayan todos, necesitamos crear un sistema que no dependa de héroes, pero eso requiere paciencia, tiempo y que pensemos. No solo necesitamos una reforma en la Justicia, sino una reforma educativa, porque a diferencia de lo que muchos creen, la moral no solo se forma en casa, sino que se desarrolla con métodos educativos bien estudiados.
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