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“¡Quedaron con los crespos hechos!”
“Las caras de velorio de ayer en el Parlamento los delatan, porque saben en su conciencia que van a terminar en la cárcel, por eso su desesperación para salvar a toda costa a Benavides”.
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La sorpresiva decisión unánime de la Junta Nacional de Justicia, que sanciona a Patricia Benavides con la destitución en su cargo de fiscal suprema, ha causado revuelo en los integrantes del eje del mal. Seguro que no se esperaban este escenario después de todas las arremetidas ilegales e inconstitucionales que desplegaron para salvarla, y fue justamente una JNJ disminuida y maniatada, después de la suspensión de los magistrados Vásquez y Tello, que le ha dado la estocada final.
Los que han sentido el remezón son los congresistas de diversas bancadas que han venido cometiendo delitos e infracciones constitucionales. Las caras de velorio de ayer en el Parlamento los delatan, porque saben en su conciencia que van a terminar en la cárcel, por eso su desesperación para salvar a toda costa a Benavides, porque ella significaba el pasaporte a la impunidad.
Es evidente que la componenda que habían armado partía con el control del Tribunal Constitucional alineado para que respalde sus despropósitos, después fueron por la Defensoría del Pueblo, ahí tienen a un monigote de defensor que juega en pared en estas intenciones subrepticias, porque no es casualidad que presente un proyecto de ley que permita a los candidatos desaprobados sustituir a los miembros de la JNJ cuando el comité ya está desactivado; pero fíjense cómo el Congreso se prestó para la jugada, agendándolo y dictaminándolo en la Comisión de Constitución dejándolo ya listo para la votación.
La prueba de esta hipótesis es que esa ley de reposición de magistrados de la JNJ con candidatos desaprobados nunca más se verá en el Pleno, porque ya la JNJ hizo su trabajo de destituir a Benavides y ahora se han quedado en el aire en sus pretensiones de reponerla al cargo el próximo 6 de junio.
No le quedaba otra a la JNJ, incluido el excongresista Falconí, que ante la evidencia de la grosera intervención de Patricia Benavides —aprovechándose del cargo para salvar de las investigaciones fiscales a su hermana Enma que estaba acusada de liberar a 41, sí 41 peligrosos narcotraficantes, varios de ellos reincidentes—, finalmente tomó la decisión de destituirla, junto a la hermana y la fiscal que se prestó para la maniobra ilegal de retirar a su par que investigaba a Enma Benavides. Esta historia aún continuará, es un pequeño avance, estemos vigilantes.
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