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Punto de quiebre

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No ha llegado ni al mes de gestión y el gobierno de Pedro Castillo ya ha acumulado muy serios y fundados cuestionamientos. El origen de este mal arranque fue designar un gabinete mediocre y lleno de personajes radicales, algunos vinculados al Movadef y otros con antecedentes penales y personales impropios de un ministro de Estado. Incluso, hasta un exguerrillero admirador de Fidel Castro y Hugo Chávez formó parte de este equipo de terror.
El Consejo Privado Anticorrupción logró determinar que el 66% de ministros arrastra controversias o denuncias de diversa índole, 12% problemas legales serios y un 42% carece de experiencia alguna en el sector que le fue asignado. Obviamente con esos datos no deben sorprender los primeros índices de aprobación al presidente Castillo que han arrojado las encuestas. Nunca se había registrado que un jefe de Estado empiece su mandato con una desaprobación mayor que su aprobación.
A estas alturas el presidente ya se habrá dado cuenta de que Cerrón le puede recomendar y tratar de imponer muchas cosas, propias de su anquilosada visión marxista, ya fracasada en todos los países del mundo donde fue aplicada, pero ante el Perú es Pedro Castillo el único responsable y quien debe responder por sumir a la ciudadanía en una incertidumbre y decepción que suma a lo que trajo la pandemia y su secuela de crisis económica, ahora con el dólar por las nubes y los precios de los productos básicos y no tan básicos disparándose en los mercados.
Se rumorea que se vienen cambios en las carteras más críticas, lo cual habría hecho brincar hasta el techo al dueño de Perú Libre, soltando toda clase de amenazas e imprecaciones, pues fue él quien impuso a buena parte de los miembros del gabinete, desde luego, los más incapaces del reparto. Por lo pronto, temiendo lo peor, ya convocó a una movilización de advertencia al Gobierno.
Ojalá que, por su parte, Castillo escuche al pueblo que dice defender. Seguir por la senda del cerronismo solo lo conducirá a la ruina política y, con ella, la de todos los peruanos, incluyendo a quienes votaron por él en la segunda vuelta, no en favor de la ideología del sentenciado Vladimir Cerrón, sino en rechazo al fujimorismo y por un cambio en el país. Es hora de decidir.
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