[Opinión] Richard Arce: “La cura peor que la enfermedad”

La situación del país ha llegado a un punto de no retorno con la conflictividad que escala cada día y evidentemente con consecuencias graves para el país, que incluyen las pérdidas humanas, fruto de la espiral de violencia desatada sobre todo en el sur del país.

En este escenario difícil que se afronta, tenemos que buscar una salida responsable, establecida en el marco jurídico para que se pueda apaciguar la violencia desencadenada en varias regiones y que ahora ya se está manifestando simultáneamente.

En este estadio es muy difícil controlar las protestas, más aún considerando las serias limitaciones logísticas y de equipamiento que tiene la Policía, y esto es peligroso porque puede llevarnos a una deflagración mayor que, por cierto, ya estuvimos anticipando. ¿Qué hacer?

Presiento que el adelanto de elecciones ya no es un objetivo político de las demandas sociales. Es ahora, más bien, un pretexto, porque hasta con la buena predisposición de los organismos electorales se puede acelerar la convocatoria y realizarlas en diciembre de este año, pero eso no va a calmar el clamor popular.

Recuerden que adelantar significa que nos olvidemos la reforma política mínima para tener una mejor representación. Además, ya no se podrían llevar a cabo las elecciones primarias, con lo cual se volvería al ruleteo del tráfico de candidaturas.

La posibilidad de la renuncia de la presidenta Boluarte abre otro escenario de polarización, porque inmediatamente tendría que asumir Williams, como presidente del Congreso, pero aquí entran a tallar las pugnas internas en el Parlamento, que se verían exacerbadas por la ambición de poder.

Varios sectores movilizados creen que en el Congreso se pondrían de acuerdo –de buena voluntad– para elegir entre los congresistas al presidente de la transición, renunciando la Mesa Directiva. Eso no se va a dar; al contrario, sería el escenario ideal del vacío de poder para llevarnos a la anarquía. Recuerden que muchas veces la cura podría ser peor que la enfermedad; por eso no es tan sencilla la renuncia de Boluarte.