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Del Salvator Mundi al sálvese quien pueda
“Hace unos días se lo comentaba a un amigo, quien, aterrado por lo del ‘burbujón’, me preguntó qué hacer con sus ahorros…”.
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Estamos ante una burbuja monumental, peor que las de 1929 y 2008, y solo comparable a la del dot.com que reventó en 2000 y cuyo ajuste, desafortunadamente, no se dejó completar, por lo que de ahí dio paso al crash de 2008. La actual es –valga el neologismo– un “burbujón” que, irónicamente, es probable que siga en auge bastantes meses antes del inevitable crash. Durante este recorrido morboso harán gala la complacencia, la negación, la teoría de la “nueva normalidad”, y el “esta vez es diferente”.
Convencido del “burbujón”, busco –más allá del CAPE y otras soledades de analista financiero– evidencia circunstancial que respalde mi tesis. Aquí va la penúltima. El pasado noviembre, un príncipe saudita pagó US$450 mill. a un oligarca ruso por el lienzo Salvator Mundi de Leonardo da Vinci.
Piense el lector que si el BCR decidiera invertir las reservas internacionales en cuadros en lugar de divisas, los US$60 mil mill. actuales –o 30% del PBI– solo alcanzarían para comprar 133 cuadros como ese. Pero veamos la dinámica, pues dice mucho. En 2015, otro príncipe, esta vez catarí, pagó US$179 millones por Les femmes d’Alger de Picasso. Christie’s, la casa de subastas en que se vendió y sabe de precios de cuadros más que nadie, se atrevió a predecir que no se excedería dicho precio en una década. Pues no; dos años después llegó nuestro saudita a la mismísima Christie’s y pagó más del doble por un retrato –no precisamente de Mahoma–, sino de Cristo Redentor.
Hace unos días se lo comentaba a un amigo, quien, aterrado por lo del “burbujón”, me preguntó qué hacer con sus ahorros. Tiene un buen patrimonio y no quiere complicarse la vida con las finanzas; su único objetivo es una inversión razonablemente segura que le rinda un dividendo suficiente para vivir y que se vaya revalorizando con el tiempo.
Le contesté sin pestañear que su traje a medida es invertir en la canasta de acciones del índice bursátil S&P 500 de EE.UU., algo que hoy es sencillísimo de hacer: comprando un ETF ad hoc. Ante su “el lunes voy directo a mi banco y lo hago”, le advertí que no es el momento, que el S&P está por las nubes como todo el resto, que hay que esperar a que se pinche la burbuja y luego dar tiempo a que se desinfle. El preciso momento de comprar no es asunto trivial, es tema de experto. Llegado el momento ya hablaremos. Entretanto, dinerito en cash.
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