Rip Van Winkle
Rip Van Winkle

Fue Washington Irving quien puso a dormir a su personaje Rip Van Winkle 20 años para ilustrar los cambios en EE.UU. entre antes y después de la independencia. Hace seis años escribí la columna “El diluvio monetario”, donde argumentaba que, transcurridos cinco años desde la crisis de 2008, seguían sin resolverse los problemas que la causaron. Pasado otro lustro, estos perduran. Es como si Rip Van Winkle despertara una vez cada cinco años para constatar, como en el cuento de Monterroso, que ‘el dinosaurio todavía estaba ahí’.

Las crisis ofrecen al gobernante la posibilidad de persuadir a la población de la necesidad de emprender reformas difíciles. Desaprovechar la ocasión es, como dijo una vez el gurú del crecimiento Paul Romer: ‘malgastar la crisis, algo terrible’.

Pasé revista a la situación en 2013: 1. Diluvio monetario. Desde los noventa se abusó de la política monetaria, pero, ahora, las emisiones son colosales. Cada 40 días, los bancos centrales de USA, Europa, Japón, Inglaterra y China emiten una cantidad de moneda equivalente al PBI de Perú. 2. Deudas. La deuda total a PBI de los países G-20 ha continuado in crescendo. Ojo que las deudas suman a cero porque no hay deudor sin acreedor; nos referimos a los débitos brutos de los deudores.

3. Sobrevaluación de activos. De momento no hay inflación de bienes y servicios, pero sí de activos. Las bolsas y bienes raíces están por las nubes en todo el planeta. Hay ahora burbujas hasta en los países que no las tuvieron antes. 4. Riesgo bancario. La consolidación de la banca en menos bancos y más grandes –que los Estados no durarían en rescatar para evitar una nueva crisis– ha avanzado. El too-big-to-fail es ahora un too-bigger-to-fail. Los bancos están mejor capitalizados, pero no en zona segura.

5. Riesgo de zona euro. Los países europeos en crisis han mejorado algo sus finanzas, pero volverían al filo de la navaja con las subidas de tasas de interés cuando se retiren los estímulos monetarios. 6. Riesgo de derivados. La bola de nieve de opciones, swaps, futuros, etc., sigue rodando. Según el BIS –club de bancos centrales–, el valor de mercado de los activos subyacentes sujetos a derivados solo de tasas de interés asciende a 350 billones de dólares o cinco veces el PBI mundial. ¿Qué pasa si subieran las tasas en 3 o 4 puntos?

¿Y dónde estamos en abril de 2009? No se ha corregido la inundación monetaria, tan solo intentos tímidos en EE.UU. El Banco de Japón ya no solo emite mediante compras de bonos públicos sino también privados y hasta acciones de empresas. Hoy la cartera total de títulos del Banco de Japón excede el tamaño de su PBI, una especie de ‘nacionalización’ sibilina, por la puerta de atrás. Tampoco se ha corregido el exceso de deuda ni el riesgo de derivados, nos dice el FMI que la deuda global está en su punto más alto: 230% del PBI mundial o 86,000 dólares por habitante. Ha seguido avanzando la sobrevaluación de activos. Al riesgo bancario se suma el exceso de endeudamiento directo de las empresas en los mercados de bonos.

Al riesgo de la zona euro se suma la incertidumbre creada por el intento de Brexit y el populismo fiscal en EE.UU. Suma y sigue. Nunca pensé que una farra pudiera prolongarse tanto.

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