"Parecería que López Aliaga habría perdido la ecuanimidad que exige su cargo y ahora está obnubilado por el poder, y se siente que está por encima de los demás y puede exigir privilegios..." (Foto: Perú21)
"Parecería que López Aliaga habría perdido la ecuanimidad que exige su cargo y ahora está obnubilado por el poder, y se siente que está por encima de los demás y puede exigir privilegios..." (Foto: Perú21)

Se dice que se predica con el ejemplo y más si uno tiene la responsabilidad de ser autoridad. Ahí la exigencia es el doble, porque si no, con qué autoridad podría exigirse a la ciudadanía que cumpla las normas, si la propia autoridad las evade o es cómplice para la desobediencia; viviríamos en un caos, desorden y hasta en la anarquía.

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Si el alcalde quiere usar la vía del Metropolitano, para que tenga el privilegio que no tiene nadie, de circular en la ciudad sin ningún retraso, ni tampoco enfrentar el caos del trasporte público y los constantes embotellamientos; es fácil, que compre su tarjeta del Metropolitano y que la cargue con veinte soles, para que tenga crédito y que haga su cola para esperar el servicio expreso, para que llegue rápido a la Estación Central.

Pero lo que no puede el alcalde es que le permitan ser el único privilegiado para que su vehículo circule en la vía del Metropolitano, vehículo que ya tiene varias multas por faltas de tránsito, por más que sea el alcalde de la ciudad. Al parecer, López Aliaga se siente por encima de los demás para exigir el uso de esa vía exclusiva, cuando se sabe que solo pueden usarla excepcionalmente las ambulancias y Policía, por cuestiones evidentes de emergencia.

Lo sorprendente de esta solicitud es que el alcalde de Lima sabe muy bien que su tarea es de proteger, conservar y mantener las vías preferenciales para agilizar el tránsito. Parecería que López Aliaga habría perdido la ecuanimidad que exige su cargo y ahora está obnubilado por el poder, y se siente que está por encima de los demás y puede exigir privilegios; mientras que la mayoría de los ciudadanos tenemos que más bien afrontar día a día y soportar la informalidad del servicio del transporte público.

En vez de implementar políticas públicas que mejoren el caos del trasporte público, al alcalde de Lima se le ocurre esta pachotada, sin darse cuenta de que su intención, una vez consumada, podría generar accidentes porque al invadir la vía del Metropolitano se expone a diversos tipos de siniestros, que hasta podrían poner en riesgo su propia seguridad y la de los usuarios del Metropolitano.

Decía que Lima sería potencia mundial, la pregunta era saber de qué, porque a este paso estamos condenados al fracaso de una nueva gestión municipal. De lo que tal vez no se ha dado cuenta es que son estas y muchas razones más para incentivar la Revocatoria, que ya se está armando por un alcalde fanfarrón.

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