En ASEI venimos promoviendo, desde hace 11 años, el crecimiento inmobiliario, enfocado en un solo propósito: fomentar la formalización, la competitividad, la integridad y la sostenibilidad del sector para construir mejores ciudades y elevar la calidad de vida de todos sus habitantes, manifestó Espantoso (FOTO:GEC).
En ASEI venimos promoviendo, desde hace 11 años, el crecimiento inmobiliario, enfocado en un solo propósito: fomentar la formalización, la competitividad, la integridad y la sostenibilidad del sector para construir mejores ciudades y elevar la calidad de vida de todos sus habitantes, manifestó Espantoso (FOTO:GEC).

José Espantoso

A pesar de las múltiples trabas y contextos adversos a los que se ha enfrentado –como la pandemia por el COVID-19–, la contribución del sector inmobiliario a la economía nacional lo ha posicionado como uno de los más relevantes. Solo el año pasado, la inversión inmobiliaria formal se situó como la segunda más alta del país después de la minería y representó más del 9% de la inversión privada total. Sin el impulso que esta industria inyecta a diario en el territorio nacional, la inversión privada habría caído alrededor de un punto porcentual más entre 2022 y 2023.

Este efecto sobre la economía ha sido fruto del intenso y continuo trabajo mancomunado de cientos de empresas que siguen apostando por invertir en el país. Según un estudio que la Asociación de Empresas Inmobiliarias del Perú (ASEI) encargó a Apoyo Consultoría, en los últimos tres años, la inversión inmobiliaria formal generó más de 700 mil de puestos de trabajo directo, indirecto e inducido. Su impacto también alcanzó a los municipios, que cuentan con más recursos directos a través de la recaudación predial y dependen menos de las transferencias del gobierno nacional.

En ASEI venimos promoviendo, desde hace 11 años, el crecimiento inmobiliario, enfocado en un solo propósito: fomentar la formalización, la competitividad, la integridad y la sostenibilidad del sector para construir mejores ciudades y elevar la calidad de vida de todos sus habitantes.

Esta misión nos obliga a insistir en medidas que contribuyan con el desarrollo inmobiliario sostenible. Por ello, es clave garantizar predictibilidad y estabilidad jurídica que alienten las inversiones, así como promover la vivienda asequible, para lo que se necesita la sinergia del sector público y privado. También, es vital establecer la sostenibilidad de los recursos para subsidios enfocados en vivienda, por su probado retorno y efecto multiplicador en la economía. No se puede hablar de formalidad si no se establecen medidas urgentes para combatir el comercio ilegal de terrenos, cuyas mafias de tráfico mueven alrededor de US$1,100 millones cada año en su ilegal actividad. Tampoco se puede quebrar la informalidad si no se implementa un operador público de suelo urbano, que promueva y gestione el suelo donde se pueda desarrollar vivienda formal.

Cerrar estas brechas debería ser una prioridad. Desde nuestra asociación, que reúne a más de 200 agremiados, seguiremos trabajando por la sostenibilidad del sector inmobiliario con el fin de su dinamizar su impacto en las familias del Perú.

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