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Redacción PERÚ21

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Carlos Meléndez,Persiana AmericanaLos partidos –especialmente los más jóvenes– requieren participar en elecciones para mantenerse vigentes. Así, los comicios de octubre ofrecen al Partido Nacionalista Peruano (PNP) la oportunidad de asentarse más allá del Ejecutivo central y a Nadine Heredia, una chance para reinventarse políticamente.

Ha quedado demostrada la habilidad de Heredia como operadora política, aunque sus opositores han sabido estigmatizarla. Según la última encuesta de Datum, solo el 27% confía en la Primera Dama, un 61% considera que no respeta la libertad de prensa y el 63% cree que presionó a la revista Cosas para censurar parte de la entrevista publicada. Su sobreexposición e injerencia en el Ejecutivo ha convertido su capital político en pasivo, lo cual amerita un cambio de sus roles.

El carisma y la habilidad política de Heredia debería volcarse al partido que preside, por ello considero errado evitar la participación del PNP en las consultas subnacionales, como sostiene Fredy Otárola. ¡Todo lo contrario! Esta es la oportunidad de Heredia para cohesionar, activar y proyectar su organización política, dirigiéndola por un camino autónomo y disímil al usufructo de puestos estatales (por ejemplo, gobernadores). Si bien es cierto ella ha perdido popularidad, mantiene su ascendencia entre sus huestes.

El paso de los partidos por el gobierno ha sido perjudicial para su fortalecimiento. En gran parte ello se debe a que el liderazgo presidencial es el mismo hacia el interior del partido (Toledo en PP, García en APRA). El PNP tiene la ventaja de contar con un liderazgo dual, el cual puede ser aprovechado para transformar esta tendencia de desgaste partidista por su tránsito presidencial.