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Redacción PERÚ21

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Escritor y profesor

Hablando de primeras lecturas con mis alumnos, conversamos sobre El libro de la selva de Rudyard Kipling. Les muestro una imagen de Mowgli y el oso Baloo y los reconocen inmediatamente porque han leído el libro (o visto la película). Les cuento que cuando era niño yo leí esa historia en un audiolibro de Disney y que recién de viejo pude leer la de Kipling. ¿Quieren saber la diferencia? Sí, profe. En la adaptación para niños, Mowgli deja a su familia de lobos porque ve a una niña como él, la persigue y así regresa a la civilización. Ahí acaba. En la versión de Kipling, Mowgli vuelve, pero es rechazado por todos y su familia es condenada a muerte. Mowgli, enfurecido, retorna con una estampida de animales y arrasa con el pueblo. ¿No es acaso ese un final más potente? ¿Saben, chicos? Muchos de los cuentos que ustedes leyeron de niños han sido censurados y diluidos. A caperucita roja se la come el lobo y ahí acaba la historia. El cazador se lo inventaron luego para que ustedes no lloren. Las hermanastras de la Cenicienta se cortan pedazos del pie para que les calce el zapato de cristal, pero las descubren y los pájaros les picotean los ojos. Terminan ciegas y mendigando mientras Cenicienta vive feliz en el castillo. ¿Y la bella durmiente, profe? Ese parece un guion de Tarantino. El príncipe no solo la besa, sino que la viola mientras duerme y la deja embarazada. Ella da a luz dormida y uno de sus gemelos le chupa el dedo y le saca el veneno. Así es como despierta. ¡Nooooo! Seeeh. ¿Y les he contado de Pinocho? No siga, profe. En la versión original, a Gepetto lo meten a la cárcel, Pinocho mata a Pepe Grillo de un martillazo. Después de un mordisco le arranca la zarpa a un gato y el gato se venga ahorcando a Pinocho en un árbol. Fin. ¡Profe, nuestra infancia! ¿Por qué la está destruyendo? Porque sí, carajo, porque los libros no se han hecho solo para que ustedes sean felices, sino también para asustarlos, conmoverlos y para hacerlos reaccionar. Ahora lloren si quieren. Pero luego abran los ojos. Bienvenidos a la literatura, csm.