Sin embargo, los actuales ministros de la Presidencia no son ni podrían ser militantes de base de la organización que utilizó a la señora Boluarte, quien carece de partido político, de bancada, de experiencia y de tantas cosas más. Pese a eso, muchos de ellos actúan como tremendos escuderos que, entre tartamudeos y trompicones, tratan de defender lo indefendible. Puedo entender a Otárola con el tema de las marchas, porque claramente estaba involucrado y era su libertad y su futuro el que estaba en juego, pero en estos casos de los relojes, las joyas, las operaciones, los waykis, las transferencias y demás, la responsabilidad frente a la justicia que asumen los ministros por los hechos ilícitos en los que se ve envuelta la presidenta es altísima. Se ha mencionado en muchos medios, sus oídos han recibido información al respecto, y ahí siguen, bien aferrados al cargo.