Perú, fuente de medicina natural

(Getty Images)

A todos nos parece común usar plantas para curarnos. Nuestras abuelas nos enseñaron de niños. Vamos al mercado y vemos, olemos y tocamos las distintas yerbas, para después oír que prescriben sus usos.

Todos los peruanos sabemos, tanto historia como por cotidianidad, que podemos ser una fuente de medicina natural, orgánica y con impacto social. Medicina adaptada, civilizada, a lo largo de milenios, a diferencia de la medicina que se hace en un laboratorio que, en algunos casos, tiene efectos secundarios desconocidos.

Las raíces y las plantas andinas, así como los plantas de la selva se siembran donde viven casi la mitad de los pobres que, de manera inmoral e inaceptable, siguen así. La maca, para citar sólo un ejemplo, debería procesarse para obtener su extracto y debería secuenciarse su ADN para hacer pastillas. ¿Se imaginan un Viagra natural patentado por peruanos? ¿Cuántas miles de hectáreas se sembrarían?

El Estado está en otra, para variar. Los emprendedores también brillan por su ausencia. Pero Dios es peruano y ahora nos regala otra oportunidad dorada: el Cannabis medicinal.

Perú podría ser un exportador líder mundial de esta hierba. Y no, no se fuma: tiene un alto contenido de principios activos llamados cannabinoides, con múltiples beneficios terapéuticos. Y se puede producir de forma segura y trazable, como sucede en otros países como Canadá.

Se le ha pasado el bienestar que podemos generar exportando. Aún no reglamenta la ley. Y piensa en el consumo interno solamente. La oportunidad de exportar cientos de millones, pagar impuestos y generar empleo está ahí, en nuestras narices. Esto abriría la puerta al Perú medicinal y diverso que el mundo de hoy quiere. Despertemos.

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