(IPAE)
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“El Perú en emergencia, los peruanos en acción” es el slogan de la edición 60 de CADE, que se realiza desde ayer en Paracas, marcando su regreso a la presencialidad. El foro empresarial más importante del país, donde expertos y hombres de negocios analizan y discuten los avatares de la realidad peruana y los apremios de la coyuntura, ha vuelto.

Y el lema no puede ser más preciso pues lo que actualmente vive el país califica con largueza como “emergencia”. Así lo explicó a Perú21 quien preside el evento de este año, Felipe Valencia-Dongo: “El Perú está en una crisis política, social y económica. Entonces, la apuesta de CADE es volver a lo indispensable: la inversión privada para el progreso, un Estado que funcione e instituciones sólidas”.

Tanto es una emergencia que hasta el propio MEF se ha visto obligado a reducir su proyección de crecimiento del PBI para este año, alegando factores internacionales, pero sin reconocer lo obvio: que el principal factor interno de este frenazo en una economía que hasta hace poco iba en ascenso es la incertidumbre política y el mal gobierno. Una situación que incide directamente en los flujos de inversión privada –calculados en cero para este año– y por ende en la generación de empleo.

Como han sugerido los panelistas de CADE, una vez identificada la emergencia, es entonces momento de actuar para que no arrebaten a millones peruanos lo que con tanto esfuerzo construyeron en las últimas décadas, luego de haber sobrevivido incluso al vía crucis de la pandemia. Porque, por desgracia, a esta calamidad le siguió otra, una administración presidencial desastrosa empeñada en que el país retroceda nuevamente al hoyo de donde logró salir gracias políticas económicas modernas y a la apertura de los mercados.

De ahí que las palabras de Gonzalo Galdos, presidente de IPAE, sonaran dramáticas, cuando en verdad eran solo realistas: “Estamos enfrentando una de las crisis más profundas que ha tenido el Perú en las últimas décadas. Campea la corrupción, la institucionalidad se debilita, hay una pérdida generalizada de la confianza en las autoridades y en los líderes de la sociedad civil, y se acrecienta una aguda polarización, donde no se están tendiendo puentes: todo lo contrario, los vamos destruyendo a nuestro paso”.

Más claro, ni el agua. Sin inversión, no llegamos a ninguna parte.

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