Ad portas de 28 de Julio y pese a no esperar grandes anuncios en el discurso de la presidenta Boluarte, me atrevo a hacer algunas sugerencias de una agenda país para discusión.
El gran objetivo nacional debiera ser superar a Chile como primer productor de cobre del mundo. El mundo requiere hoy más cobre del que se explota y tenemos gran parte de esos recursos.
Ser un exportador de energía. Ecuador, Bolivia y Chile carecen de la variedad de recursos que poseemos: agua, gas natural —al margen de Camisea—, recursos geotérmicos (la mejor energía detrás de la nuclear), eólicos y solares de clase mundial. Todo ello mantendría nuestra energía a costos muy competitivos y generaríamos ingresos adicionales.
Invertir fuertemente en infraestructura (APP): nuevas carreteras y autopistas, trenes rápidos (al menos uno que vincule la costa peruana), aeropuertos y puertos (Corío debe ser el siguiente) y agua potable y desagüe en todas las ciudades del país.
Expandir las irrigaciones para convertirnos en un titán agropecuario. Nuestras tierras y clima son inmejorables. Para ello debemos mantener un régimen legal sencillo y poco costoso.
Deshacernos de todo vestigio de empresa pública, reducir impuestos y simplificar la legislación laboral.
En lo político, redefinir la descentralización, pues el modelo actual ha fracasado. Deberíamos pensar en una nueva capital; Lima, no necesita seguirlo siendo.
Reducir municipios y eliminar funciones que no tienen por qué recaer en estas; que se dediquen al ornato, mejoramiento de pistas y veredas, y seguridad. Tener más de 1,870 municipios es insostenible. Reducir ministerios, entidades públicas y sobre todo hacer una purga legislativa.
El Poder Judicial y la Fiscalía tienen que refundarse. Un país sin seguridad jurídica es inviable. El Tribunal Constitucional debe volver a su sede histórica que es Arequipa y llevar a la Corte Suprema también.