Peligro inminente

“Como ha dicho una destacada constitucionalista, este Congreso es el menos indicado para asumir semejante tarea, por ser ya claramente parte interesada”.
Peligro inminente

Después de lo que al parecer fue un aislado rapto de iluminación divina, el Congreso de la República retomó expeditivamente la escritura de su leyenda negra. Y como para defender intereses oscuros no existen los feriados, la Comisión Especial encargada de seleccionar a los miembros del Tribunal Constitucional (TC) llevó a cabo una insólita, diríase incluso que apurada, sesión de trabajo el domingo último, durante la cual se intentó aprobar, casi al caballazo, el reglamento que establecerá los criterios de calificación de los aspirantes a ocupar seis de las siete plazas vacantes en ese organismo.

La elección de seis magistrados del TC por este Congreso ha encendido todas las alarmas, por los objetivos que evidentemente se agazapan tras este súbito milagro dominical convertido en horas extras de trabajo parlamentario: desde la defensa de leyes antitécnicas –ya aprobadas algunas, otras por ser aprobadas todavía– con miras a ganar votos fáciles en las próximas elecciones, hasta intereses de partidos-empresa o de legisladores con agenda propia, que ven en los actuales tribunos, liderados por Marianella Ledesma, un insalvable obstáculo.

Una vez más, se prescinde del recojo de experiencias similares en otros países o la consulta a especialistas que podrían analizar detenidamente las propuestas en juego –en la comisión brillan por su ausencia los expertos en la materia– y se pretende llevar a trompicones un proyecto de ley que pueda ser aprobado sin demora y que, de prosperar, le daría carta libre al populismo irresponsable, predominante en el hemiciclo de la Plaza Bolívar. Como ha dicho una destacada constitucionalista, este Congreso es el menos indicado para asumir semejante tarea, por ser ya claramente parte interesada de una serie de demandas planteadas por el Ejecutivo contra normas que serán evaluadas en ese nuevo TC.

Pero, como no hay descanso posible para estos “geniecillos dominicales” cuando se trata de aprovecharse malamente de su investidura, parecen decididos a festinar cualquier trámite con tal de salirse con la suya, sin que les importe el daño que le estarían haciendo al país.

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