[Opinión] Mónica Delta: Sombrero sin hoja de ruta

“A 70 días de este gobierno, el sentimiento de la mayoría es de angustia, incertidumbre, temor”.
[Opinión] Mónica Delta: Sombrero sin hoja de ruta. (Fotos: Mario Zapata Nieto / @photo.gec)

El presidente Pedro Castillo afirmó que no tiene hoja de ruta. Que es un gobernante, hijo del pueblo. La lectura política inmediata de esas afirmaciones es que no se moverá hacia el centro, que no se va a “humalizar”. La lectura de fondo es que no es consciente que no tiene el apoyo mayoritario de las fuerzas políticas en el Congreso, ni de la población total, para plasmar el ideario de Cerrón, si acaso es su meta. Su compromiso en campaña al jurar ante el país en la llamada proclama ciudadana, fue defender el Estado de derecho, la libertad y la democracia para todos los peruanos.

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El plan de objetivos de Pedro Castillo y el camino para realizarlos parecen inexistentes, salvo que haya uno escondido que busca la agudización de contradicciones para que todo vuele en pedazos. Como bien ha dicho Ollanta Humala, en entrevista con Punto Final, cambiar el polo rojo por el blanco, no fue fácil, fue realista. Cuando se llega a la presidencia hay que pensar en el Perú y tomar decisiones dolorosas que, incluso, obligan a apartar amigos, parientes y allegados, hasta sueños partidarios, para designar a aquellos que no afecten la gobernabilidad de la Nación y que ayuden a determinar políticas públicas para mejorar la vida de TODOS los ciudadanos.

A 70 días de este gobierno, el sentimiento de la mayoría es de angustia, incertidumbre, temor. La presencia en el gabinete de Iber Maraví y Guido Bellido, quien incluso no tuvo reparos en dejar mal parado al presidente (como en el caso de la oficialización de la designación de Julio Velarde en BCR) estuvo carcomiendo la estabilidad del gobierno y del país. El presidente no quiere entender que las públicas contradicciones entre sus ministros, las deslealtades que se evidencian, su falta de claridad para atajar los disparos de su entorno, la ausencia de respuestas y decisiones claras, siguen destruyendo la confianza, valor fundamental para avanzar, buscar consensos, tener inversión y estabilidad económica que hoy no existen por responsabilidad exclusiva del caos político provocado básicamente dentro del Ejecutivo.

¿A dónde vamos? Voluntarismo, simbolismos sin contenido y falta de liderazgo no nos llevará a buen puerto. Barco a la deriva con capitán que no toma decisiones, sombrero perdido y colisión segura. Al cierre de esta columna se confirmaba la salida de Guido Bellido, aunque se fue “pateando” hasta el final.

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