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[Opinión] Richard Arce: La mano que mece la cuna
“Nos referimos al congresista Bermejo, que muy orondo ha salido a ensalzar las supuestas cualidades de Valer y que no ha tenido reparos de expresar elogios con su característico histrionismo”.
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Detrás de este zafarrancho que se ha armado con la designación de Héctor Valer, como premier, hay un personaje siniestro, interesado en subvertir nuestro sistema democrático, y no exagero, puesto que sus declaraciones están registradas en sendas entrevistas periodísticas y sobre todo sus exabruptos que lanza en parques y plazas, con el cuento de la nueva Constitución, aprovechando para lanzar encendidos discursos anárquicos.
Nos referimos al congresista Bermejo, que muy orondo ha salido a ensalzar las supuestas cualidades de Valer y que no ha tenido reparos de expresar elogios con su característico histrionismo. Pero ese guion ya es conocido; recordemos cuando interesadamente puso de ministro del Interior a otro inefable personaje, Luis Barranzuela que terminó su gestión en escándalo, por parrandero y negligente.
Bermejo no da puntada sin hilo, es notorio su excesivo protagonismo y llegada con el presidente Castillo, pero también se ha evidenciado su oportunismo, que no duda en cambiar de posición, en función de la platea o el interlocutor ocasional. Como fue el caso del voto de confianza del gabinete Vásquez, en que votó en contra, después de estar abogando, todo porque defenestraron a su ministro.
En este nuevo escándalo político de un gabinete impresentable, hay una evidente puesta en escena de la estrategia leninista de “agudizar las contradicciones”; por eso se entiende a Valer envalentonado en la última conferencia de prensa, deslizar la intención sibilina de disolver el Congreso, arrogándose ser la “bala de plata”, que tendría Castillo como un as bajo la manga.
Tanto Castillo como el Congreso están desacreditados, es la realidad; deberían dedicarse a buscar una salida responsable pensando en el país, para que se desencadene la sucesión de mando constitucional y se convoque a nuevas elecciones generales. Pero eso es pedir “peras al olmo”; lo que se viene es una profunda crisis política, donde se van a aferrar al cargo, con uñas y dientes. Pobre Perú.
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