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Patinando con la patineta
"Es casi un axioma: si el mercado encuentra una solución a un problema, el Estado prefiere regular la solución antes que resolver el problema".
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Jorge vive cerca de su oficina. El tráfico de Lima convirtió tres kilómetros en su auto en un viaje perturbador, en una auténtica tortura. A veces le tomará 45 minutos recorrer una docena de cuadras de Javier Prado. El estrés y las tardanzas le hicieron tomar una decisión: comprar un scooter eléctrico. De pronto solo le tomaba diez predecibles minutos recorrer la misma distancia con un considerable ahorro de costos y de mal humor.
Pero el Estado decidió que ahorrarse tantos problemas no era buena idea. Si algo comienza a funcionar bien, hay que regularlo. Dio una norma por la que a su pequeño scooter hay que sacarle placa, inscribirlo en registros públicos, manejarlo con brevete y pagarle un SOAT.
¿Por qué tales exigencias? Una bicimoto, una moto o scooter eléctrico pueden causar un accidente. Pero también pueden ocasionar accidentes una bicicleta, un triciclo, un muchacho en patines o un peatón a pie. ¿Por qué y cómo regular a unos y no a otros? Le aseguro que el Estado no ha hecho el análisis necesario para responder esa pregunta.
Los autos, qué duda cabe, causan daños: accidentes, contaminación, congestión. Pero también lo hacen los scooters eléctricos e incluso las bicicletas. Son llamadas externalidades, es decir, costos que sufren otros como consecuencia de mis decisiones.
Las externalidades varían según el tamaño y características del vehículo. Prefiero ser atropellado por un scooter que por un camión porque las externalidades serán menores. Y un carro genera congestión porque ocupa espacio. La congestión es una externalidad.
La entrada del vehículo a la vía retrasa la circulación de otros, generando un costo en tiempo y paciencia a los demás. A más grande, más espacio ocupa. La gente se queja de las combis, pero los vehículos privados generan más externalidades de congestión porque suelen ocupar un espacio poco menor de una combi para trasladar solo uno o dos pasajeros.
Que algo genere externalidades no es per se excusa para limitar su uso. Un scooter genera externalidades. Pero al sustituir el uso de un carro, reduce en el agregado las externalidades que soporta la sociedad. Cuando Jorge cambió su carro por un scooter, redujo congestión, contaminación y accidentes. Si regresa a su carro, el costo les subirá a él y a nosotros.
No tiene sentido, sin un análisis serio, elevar el costo de alternativas que causan menos externalidades que sus sustitutos. Cuando el Ministerio de Transportes y Comunicaciones decidió exigir SOAT, placa, registro y brevete para el uso de scooters eléctricos, ¿midió cuál sería el impacto de los nuevos costos en el nivel de sustitución de automóviles y, por tanto, el ahorro neto de externalidades? Le puedo asegurar que no. Quizás haya razones para estas medidas, pero es deber del Estado justificarlas con un análisis costo-beneficio.
Poner más exigencias a los scooters aumenta el número de carros. Y los carros son más dañinos. Es como dejar de comer una manzana para adelgazar y, acto seguido, embutirse un buen plato de picarones.
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