-Qué pena la muerte de un monstruo como Chale, más aún por lo penosos que fueron sus últimos años. Debió llegar más lejos por su talento inmenso, pero su temperamento díscolo le hizo mucho daño. Como comentábamos con un amigo, Chale, junto a Cubillas, Sotil y Chumpitaz, fue de los realmente sobresalientes de los que jugaron el Mundial de México 70, donde hubo una sobrevaloración del resto de jugadores y de la campaña, pues solo le ganamos a un equipo mediocre (Bulgaria) y a otro muy malo (Marruecos), fuimos vencidos por una Alemania a ritmo de entrenamiento (donde la defensa les regaló tres goles) y solo hubo chispazos brillantes contra Brasil. Vean los partidos en Google para que constaten que no les miento: el arquero Rubiños era muy malo, como también muy floja el resto de la defensa (salvo Chumpitaz). Mifflin era cumplidor nomás. Arriba Perico León y Baylón ni existieron, mientras que Gallardo era incapaz de devolver bien un pase y pateaba para cualquier lado.
-La repulsiva política peruana está repleta de hechos inexplicables y esperpénticos, pero hasta ahora me cuesta entender cómo Hernando de Soto pudo apoyarse en un personaje como ‘Chibolín’ para su campaña presidencial pasada. Acepto que HdS tenía que buscar bajar al populorum, pero todo, todo tiene sus límites. Mucho de toda esta degradación actual de nuestra política proviene también de que las élites y los medios se han prestado adrede a envilecerse para ser más populares o vendedores. Un intelectual como HdS no debió perder el respeto de todos mezclándose con ‘Chibolín’.
-De vergüenza ajena esa tan sesgada pareja de periodistas gringos en el panel del debate Trump-Harris. ¡Parecían empleados de Kamala! Era como si Mávila (o Juliana) hubieran compartido la mesa con Lúcar (o Chincha) en un debate Vizcarra-Keiko (o Porky). Y Kamala me recordó a RMP, con ese vestuario anticuado de matrona, esos aires de sabionda chancona, las sonrisitas y risitas falsas y tanta, tanta “simpatía”.