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"El papel del cardenal Cipriani es nefasto"
“Felizmente, no he pasado por la circunstancia de abortar, pero no me atrevería a juzgar a una mujer que ha tenido que vivir, por las razones que fueren, esa circunstancia. ¿Con qué derecho?”, nos dice Mendoza.
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Verónika Mendoza,CongresistaAutor: Gonzalo Pajares.gpajares@peru21.com
El Ejecutivo acaba de aprobar el protocolo que legisla el aborto terapéutico. Hay voces a favor y en contra. Una de sus defensoras es la congresista Verónika Mendoza, hoy alejada del nacionalismo (y de la pareja presidencial). Aquí las razones de su apoyo a esta norma.
¿Está a favor del aborto?En términos absolutos, no. Yo estoy a favor de la vida, pero, en determinadas circunstancias, el aborto puede significar salvar la vida de una mujer o revertir una afectación a su salud, como es el caso del aborto terapéutico. El aborto debe ser el último recurso, pero, cuando se hace necesario, no hay por qué rehuir a él.
¿Una mujer que decide abortar no estaría ejerciendo su libertad? ¿Por qué debería ser sancionada?Es una decisión de la mujer y esta debe ser respetada y acompañada por el Estado. Yo no creo que el aborto deba ser penalizado, pero esto no significa que esté a favor de él. Yo estoy a favor de unas políticas públicas que garanticen que las mujeres puedan tener plena capacidad de decisión sobre su cuerpo y sobre sus vidas. Esto incluye, por ejemplo, acceso a la información, a su integridad física, a su seguridad, a anticonceptivos. El aborto no puede ser visto de manera aislada, sino dentro del marco de una política general de salud.
¿Por qué es una buena decisión que se haya promulgado el protocolo del aborto terapéutico?El aborto terapéutico es legal desde 1924, y permite salvar la vida de una gestante cuyo embarazo constituye un riesgo para su vida o una afectación grave o permanente de su salud. Dígame, ¿quién en su sano juicio puede oponerse a esto, a proteger la salud, la integridad y la vida a una persona?
Este protocolo no autoriza el aborto en caso de violación…Así es, no se le están abriendo las puertas al aborto indiscriminado; repito, está limitado a una situación en donde la vida de la gestante esté en riesgo o su salud pueda verse afectada gravemente. Además, establece una serie de requisitos médicos, técnicos, etcétera. Sin embargo, hay quienes consideramos que debemos abrir el debate sobre otras circunstancias en donde la mujer pueda optar por la interrupción de su embarazo. Es el caso del aborto en caso de la violación sexual. ¿Vamos a obligar a una mujer que ha sido violada a que lleve a término su embarazo cuando esto le genera dolor, rechazo? ¿Por qué someterla a este trauma, a esta tortura? Pero, ojo, esto no se está aprobando con el protocolo del aborto terapéutico: hoy, lamentablemente, el aborto en caso de violación es ilegal.
Acá estarían enfrentados dos derechos: el de la libertad y el de la vida. ¿No debería primar el de la vida?La sociedad debería aspirar al de la vida como fin supremo, pero, finalmente, el feto no tiene vida autónoma, tiene vida a través de la madre, y esta es, en última instancia, la que debe poder decidir sobre su propio cuerpo, sobre su vida futura y sus implicancias y, en el momento del embarazo, el feto es parte de su cuerpo. El telón de fondo de todo este debate es que nuestra sociedad es machista, discrimina a la mujer y la concibe como mero instrumento para procrear, concebir y criar a los hijos. Debemos superar esta visión; esto implica darle la posibilidad de decidir si interrumpe su embarazo… pero solo en determinadas circunstancias.
El TC ha prohibido que el Estado reparta gratuitamente la píldora del día siguiente. ¿Lo hizo presionado por la Iglesia Católica?Ciertamente. Detrás de estas políticas están las presiones de determinados sectores religiosos extremadamente conservadores. Estos tienen todo el derecho de manifestar su opinión, pero no pueden hacer que esta determine políticas públicas. La Iglesia actúa así por desinformación y prejuicio, que nos les permiten leer a la sociedad.
Pero está en el Estado no hacerles caso…Lo que pasa es que hay funcionarios públicos que no han logrado establecer una separación entre Iglesia, Estado y políticas públicas. Sus decisiones deberían basarse en la realidad social y en las necesidades ciudadanas, no en lo que pide la Iglesia.
¿Qué piensa de Cipriani?Que es una persona extremadamente conservadora, que tiene muchos prejuicios y conceptos trasnochados, sobre todo en los casos del rol de la mujer en la sociedad: ha afirmado que estamos acá para lavar y planchar la ropa. Lamentablemente, con sus expresiones legitima conceptos y acciones discriminatorias, machistas y homofóbicas.
¿Su presencia e influencia le hacen bien al país?En lo que tiene que ver con la emancipación de la mujer y el reconocimiento de los derechos de las personas con una orientación sexual distinta, no. Su papel es nefasto.
¿Sigue siendo amiga de la pareja presidencial?Yo estoy en contra de sus políticas de Estado. Me ilusioné con las transformaciones que propuso, pero, ya estando en el poder, Humala me desengañó, me desilusionó.
AUTOFICHA
- Soy cusqueña, estudié en Francia, tengo dos hijos, soy de izquierda y fui elegida congresista por el nacionalismo. Conocí a Humala en París; en el poder me desengañó.
- No soy católica. Fui formada en un colegio católico y crecí en una sociedad católica, pero tengo mi propio sistema de creencias.
- Por culpa del TC, el Estado ya no entrega la anticoncepción oral de emergencia (píldora del día siguiente). Accede a esta quien puede pagarla. Pura discriminación.
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