Salvador del Solar fue nombrado para liderar el segundo Gabinete Ministerial del gobierno del presidente Martín Vizcarra.(Foto: GEC)
Salvador del Solar fue nombrado para liderar el segundo Gabinete Ministerial del gobierno del presidente Martín Vizcarra.(Foto: GEC)

Para político se necesita ser buen actor. Una actuación en teatro o cine es sublime cuando no recordamos quién la hizo y nos quedamos con el personaje. Un buen político debe ser eso, olvidarse de sí mismo para dar vida al pueblo, que es a quien representa. Creo que Salvador del Solar hará muy bien su papel de primer ministro, porque quiere representar al pueblo.

Sin embargo, todo buen actor necesita un buen guion. El teatro son varios idiomas al mismo tiempo: la palabra, el movimiento, la música, la danza, las luces. Sin palabra, es mimo. Pura palabra, es oratoria. Actuar en teatro es un equilibrio muy difícil, porque hay que decir haciendo. En política, ese decir son políticas públicas y ese hacer es gerencia pública. Pero hoy no tenemos guion ni políticas ni gerencia. Sin ellas, ser solo buen actor sirve poco. El fracaso de la política es porque solo hemos buscado buenas personas.

Creemos que, si alguien ha tenido éxito por lo que haya hecho en lo que hubiese sido, también lo tendrá en política. El presidente elige ministros, ellos juran y al escenario. ¿A hacer qué? Los buenos actores rechazan los malos guiones. Si Salvador aceptó el encargo, es porque, sabiendo que no hay, su prioridad y su responsabilidad será construir políticas públicas.

¿Cómo hacerlo? Como lo propusiste en la misa del Señor de la Amargura, Salvador. Emboscado por el arzobispo de Arequipa, que en plena ceremonia te reclamó prohibir la educación de género, respondiste que la cruz se la pusimos nosotros al Señor, porque pensábamos diferente. Con audacia hiciste ver que el mensaje no era Amaos los unos a los unos, esto es, amarnos entre iguales; sino Amaos los unos a los otros, es decir, entre diferentes. Pues eso es lo que queda por hacer. Crear consenso político para políticas de Estado a largo plazo. Tarea titánica, porque el desprestigio de la clase política es enorme y su capacidad de ideas muy limitada. Pero apostamos a que se logra. Esta es la parte bonita del encargo, serás el policía bueno, aplausos. Lo que viene después es pisar callos, postergar intereses minoritarios, desterrar informalidad, atacar mafias. Aquí serás el policía malo, bajón en encuestas. Conciliar con el diferente para armar política pública es una cosa porque se trata de un adversario; atacar al diferente para ejecutar una política de consenso es otra, porque se trata de un ilegal o un criminal. Que sepas diferenciar un diferente de otro, Salvador. Mucha suerte o, en idioma de teatro lleno,
Mucha mierda.

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