La paz sea con Tubino. (USI)
La paz sea con Tubino. (USI)

Como algunos de ustedes sabrán, el jueves pasado invité al almirante de la Marina de Guerra del Perú y congresista de Fuerza Popular, Carlos Tubino Arias Schreiber, a mi programa. Lo invité haciendo gala de bastante espíritu democrático si consideramos que se trata de una persona que no tiene empacho en opinar que los gays “nos guiamos por el paradigma del peluquero”, “contaminamos la sociedad”, “estamos llenos de odio” y “debemos ser combatidos”. Me parece que el incombustible Tubino debió haber mostrado un poquito más de respeto por los televidentes en general y por sus votantes en particular y abstenerse de venir a mi programa a explicar una ley que ni él mismo entendía. Lo siento mucho, pero eso fue lo que pasó: vino a dar una entrevista en vivo sin estar ni remotamente listo para ella, vino a dar examen sin haber estudiado ni siquiera un poquito. “Vergonzoso lo que hizo Beto Ortiz, primero un reportaje con insultos y luego una emboscada con el Mercenario de Pedro Salinas.” –tuiteó Tubino, al día siguiente cuando, seguramente, las personas que lo quieren bien ya le habían hecho saber lo mal que estuvo, cuando ya el papelón nacional era irreversible. ¿Vergonzoso, dijo? Vergonzoso es tener que hacerse el loco o el tonto durante medio programa para evitar poner un solo ejemplo concreto de su pretendido “delito contra la libertad religiosa o de culto”. Un proyecto de ley tan indefendible que explicarlo le daría vergüenza ajena a cualquiera. Hasta al mismísimo Tubino. ¿Se imaginan? ¿Qué tendría que haber dicho? Vamos a meter preso al que se disfrace de monja embarazada, vamos a meter preso al que dibuje una caricatura de Cipriani, vamos a meter preso al que ose poner en duda que la Virgen María se embarazó de una paloma blanca. ¿Se imaginan? Deje de hablar de emboscada, pues, almirante. Deje de quejarse. Los que saben de emboscadas son los militares, no los periodistas. Y pierde su tiempo intentando presionar a mis superiores que esto no es la milicia. Deje que los televidentes juzguen y decidan quién fue el que perdió los papeles. Quién fue el que salió jalado. Quién fue el que se picó.

Un poquito de respeto a nuestra inteligencia, Don Tubino. El marino naranja sataniza una exposición que, como él mismo lo ha reconocido, ni siquiera ha visitado. El Museo de Arte Contemporáneo de Barranco está exhibiendo “Vírgenes de la puerta”, una irónica muestra de fotografías a mujeres trans peruanas, ataviadas con mantos y velos, encarnando a vírgenes que son presentadas dentro de estampas o retablos tradicionales. Los retratos, elaborados por los artistas Juan José Barboza-Gubo y Andrew Mroczek, desataron las iras santas de Tubino, quien se apresuró a calificarlos, durante una entrevista televisiva, de “blasfemos” sin haberse tomado siquiera el trabajo de ir a verlos. Cosa de rutina entre los modernos inquisidores que censuran, a priori, películas que no han visto y lanzan a la hoguera libros que no han leído. Se puede opinar que la exposición es sublime o grotesca, excelsa o nauseabunda, pero no se puede pretender que constituya un delito que merezca cuatro años de prisión, Señor de los Milagros. Otro poquito de respeto para que Don Tubino no se victimice diciendo que mi productor lo engañó y le planteó otros temas de debate y no ese. Siempre en su Twitter, el cascarrabias de los níveos bigotes escribió: “Su productor coordinó con mi despacho los temas a tratar. La invitación fue condicionada a que fuera a mi persona únicamente y los temas que me planteó fueron: coyuntura política actual, declaraciones de Barata sobre Keiko y referencia a congresistas. ¿Qué hizo? Escondió a Salinas detrás una cortina y tocó otro tema”. Nada más falso. No sé quién le planteó esos temas. La entrevista la hago yo y, la mayoría de las veces, las preguntas que haré son un misterio incluso para mí. Entrevistado y yo jamás hablamos antes de salir al aire. Yo le pregunté, durante la entrevista, si aceptaba que ingresara Pedro Salinas y Tubino aceptó. Consta en el video. Los temas de las entrevistas no los coordino con él ni con Tubino ni con la Mano Poderosa. El político que va a una entrevista en vivo debe estar listo para responder de todo. Y si no está listo, es mejor que sus asesores le recomienden que no vaya.

Otro poquito más de respeto que le permita, Don Tubino, dejar de creerse tan importante como para llamar al gerente del canal a exigirle una reunión personal sobre este tremendo caso para así convertir la controversia pública de un político y un periodista en un limeñísimo lío de blancos. “Le solicito públicamente a los directivos de ATV que vean el video insultante y despreciativo hacia mi persona, propalado ayer como introducción a una entrevista en el programa de Beto Ortiz. ¡¡¡¡Exijo una disculpa pública en el mismo programa, ante esa afrenda!!!! (sic)”.

Afrenda: Dícese de aquel tipo de afrenta que puede ser, al mismo tiempo, una ofrenda. Y yo le quiero solicitar lo mismo al presidente del Congreso, entonces, en desagravio por el bochornoso escándalo protagonizado en nuestros estudios por el invitado que se pasó toda la pausa vociferando. ¡No hubo ningún bochornoso escándalo! –contraatacó Tubino– lo que hubo fueron mis enérgicos reclamos ante dos personas sin valores ni ética que utilizan la TV para denigrar a un invitado, con el fin de ganar popularidad y rating. ¿El canal ATV avala esto? Ganar rating y popularidad, dice. Por los clavos de Cristo, ¿en serio piensa que alguien podría ganar popularidad con usted? Piense de nuevo. Y un último poquito de respeto para no llamar “mercenario” a mi invitado Pedro Salinas. “¡Nunca he pensado en el Sodalitium al hacer esta ley! Pensaba en el tema que sucedió en Chile, lo de la quema de iglesias cuando vino el Papa” –confesó Tubino al preguntársele por las reales motivaciones de su proyecto de ley penal. Y cuando Pedro le pidió que le dijera en qué momento o de qué manera lo había insultado, Tubino se puso a buscar en las fotocopias (que llevaba bajo el brazo) de los varios artículos que aquel había escrito sobre la ley caza-herejes y encontró la palabra “cucufato”. Salinas le pidió disculpas por haberlo llamado así y luego retrucó: “¿Y usted va a pedirme perdón por llamarme mercenario?”, a lo que Tubino respondió: “¡Yo se lo voy a demostrar!, ¡porque sé que es verdad!, ¡porque lo estoy investigando!”. Dicho lo cual, lo dejó con la mano estirada y se marchó, agregando, a lo lejos: “¡Usted no se merece nada! ¡Si estuviéramos en otra condición, la cosa sería diferente! ¡No sería con manitos! ¡Sería a los puños!”.