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Una palanca para movernos
Uno de los hallazgos más interesantes de los estudios publicados por Pulso Perú resalta la desconexión entre las expectativas sobre el ambiente político y la actividad económica. Mientras la mayor parte de las instituciones y personajes políticos salen, como cada mes, altamente desaprobados, las expectativas de inversión se mantienen a buen recaudo.
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Juan José Garrido,La opinión del directordirector@peru21.com
Efectivamente, al revisar las encuestas, queda claro el desánimo respecto a todo aquello que rodea la esfera política (Ejecutivo, Legislativo, partidos políticos y sus principales líderes), así como sobre las instituciones llamadas a resguardar la paz social (Poder Judicial, Policías, FF.AA.).
Mientras tanto, 76% de los encuestados considera que la inversión privada se mantendrá igual o será mayor en los próximos 12 meses. En la realidad, la inversión privada se encuentra actualmente en retirada; empero, y como sabemos, las expectativas juegan un rol muy importante, razón por la cual el gobierno no debe perder esa ventana de oportunidad generada por el rezago entre una realidad y las esperanzas aún formadas.
¿Cuáles son las razones detrás de dicho desacoplamiento y –sobre todo– cuánto más podrán seguir separadas las esferas políticas y económicas? Imaginamos que la primera razón detrás sería la estabilidad de la cual gozamos y la persistente actividad económica. Si bien es cierto que antes crecíamos a tasas más altas, 5% no es poca cosa.
Por otro lado, aún son más los que creen que este gobierno apoya la inversión (48%) de los que creen que la frena (34%). La diferencia es reducida, razón por la cual el gobierno debiera poner las barbas en remojo y revisar el clima de inversión que está brindando. En todo caso, imaginamos que ello es lo que dirige a los encuestados a ponerle 10,8 sobre 20 como nota al gobierno en lo que a manejo económico del país se refiere. Pasa, pero como se dice, con las justas.Haría bien el gobierno, creemos, en escuchar esta parte de las encuestas con mayor detalle. Es una palanca, si la saben utilizar, para levantar esa alicaída aprobación política e institucional.
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