[Opinión] Patricia Teullet: En Tiempos de Hambre y Guerra. (Foto: joel alonzo/@photo.gec)
[Opinión] Patricia Teullet: En Tiempos de Hambre y Guerra. (Foto: joel alonzo/@photo.gec)

Entre los cientos de ONG dedicadas a las más diversas causas, “desde las más sublimes hasta las más perversas”, conozco de cerca algunas dedicadas al rescate de perros maltratados o abandonados. Así, gracias al pedido de Pieri y de Esperanza Callejera, de quedarme ‘solo’ dos semanas con Laki, pasé a tener cuatro años acompañándome a esta perrita de raza ‘ardito’ (mezcla de ardilla con gatito) y mis nietos tienen a Lili, a la que ven hermosa a pesar de sus dientes escasos y larga cola pelada. A Chatín, por otra parte (bien ‘otra’ porque se la llevaron a Inglaterra), le hicieron un examen de ADN para ver qué razas tenía. Resultado: se detectaron 19 razas en su ADN; entre ellas chichuahua, perro peruano, pastor alemán, doberman pinscher y cocker spaniel. Pero no todos los perros tienen la misma suerte; la adopción es un paliativo para unos pocos y los municipios deberían realizar campañas de esterilización.

A muchos parecerá frívola la preocupación por los perros cuando a nivel mundial van en aumento los desplazados que buscan salvarse del hambre o la guerra. Son víctimas porque la civilidad es un barniz muy delgado, que se descascara muy rápidamente, dejando expuestas crueldad y miserias. Lo que he encontrado es que quienes critican, no ayudan a unos ni otros, así que, antes de hacerlo, recuerden cuándo fue la última vez que ayudaron significativamente.

En el Perú, hay miles de niños en abandono que requieren cuidados y, ojalá, buenos padres adoptivos. La adopción es un proceso difícil y largo, y convertirse en padres acarrea una responsabilidad que no todos pueden asumir. Son pocos los casos como el de Sarita que, soltera, y luchando años con el sistema, pudo convertirse en mamá de mellizos de siete años y, cuando supo de su existencia, también de la hermana mayor.

Para quienes no sientan la vocación maternal, pero quieran ayudar, Unicef tiene campañas permanentes de recepción de donaciones. También existen muchos hogares temporales o permanentes que requieren apoyo y hasta ollas comunes que han dejado de recibir alimentos que el Gobierno proveía. ¿Falta de presupuesto, robo de alimentos destinados a los más pobres o chantaje político? Probablemente se trate de “todos los anteriores”.

Hace poco, un reportaje de la prensa internacional mostraba la situación de peruanos que pasan hambre y frío en un país que tiene recursos y que debería ser, si los usara bien, un país rico. Momento de recordar a todos los funcionarios y empresarios amañados en la sobrevaloración de obras que el dinero que ellos obtienen es a costa de la falta de agua, caminos, vivienda, ropa, medicinas y alimentos que debieran estar recibiendo quienes menos tienen.

Lea mañana a: Felipe Morris