“Asumir la responsabilidad por nuestros actos es lo que nos diferencia del resto de los animales”.
“Asumir la responsabilidad por nuestros actos es lo que nos diferencia del resto de los animales”.

Colombia legalizó el asesinato de los fetos hasta la semana 24 de gestación. Succionar a un niño indefenso de unos 6 meses que puede sobrevivir de nacer en ese momento, solo puede ser calificado como un asesinato.

Mis padres me educaron bajo preceptos de libertad, respeto absoluto a la vida y asumir la responsabilidad de mis actos. Grabaron con fuego que, toda decisión tiene una consecuencia y uno debe asumirla para bien o para mal.

A muchos de los que nos oponemos al aborto y defendemos la vida humana nos tildan de religiosos fanáticos. No es mi caso ni el de mis padres. Simplemente, sigo los preceptos inculcados: libertad, respeto y responsabilidad.

Si uno tiene relaciones sexuales, la consecuencia natural y esperable es el embarazo. El ingenio humano (producto de la libertad) nos permite disfrutar de la sexualidad de una manera menos riesgosa –en todo aspecto– y, para ello, ha creado mecanismos que ayudan a mitigar el riesgo de un embarazo no deseado, pero, como toda obra humana, tienen un margen de error.

Asumir la responsabilidad por nuestros actos es lo que nos diferencia del resto de los animales. Apelar al simplismo de no querer tener un hijo y recurrir al aborto es premiar la irresponsabilidad y permitir segar una vida. No importa cuántas explicaciones sociológicas o de cualquier otra índole se le quiera impregnar a ese aberrante acto, pues ello no hace que deje de ser un asesinato. Poco importa que la ley quiera travestir la naturaleza de las cosas; la realidad es que se interrumpe violentamente una vida indefensa.

Tu libertad termina donde empieza la del otro. ¿Quieres tener sexo? Hazlo, pero asume el riesgo.


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