[Opinión] Yesenia Álvarez: “Castillo, un político tóxico para nuestra salud democrática” | “Castillo ha usado siempre el engaño sistemático con el fin de ocultar el hecho de que era un corrupto, y hoy lo usa para disfrazar que es un golpista”. (Foto: Andina)
[Opinión] Yesenia Álvarez: “Castillo, un político tóxico para nuestra salud democrática” | “Castillo ha usado siempre el engaño sistemático con el fin de ocultar el hecho de que era un corrupto, y hoy lo usa para disfrazar que es un golpista”. (Foto: Andina)

La clandestina entrevista que ha dado Pedro Castillo desde la cárcel al portal español El Salto no es algo nuevo. El cinismo, la mentira y la manipulación fueron sus estrategias en campaña y en su gobierno, en el que aplicaba una suerte de Gaslighting político, entendiéndose este como un patrón de abuso en el que no importa cuán obvio es el engaño del abusador, este siempre encuentra la forma de victimizarse y de echarle la culpa a los demás.

Castillo ha usado siempre el engaño sistemático con el fin de ocultar el hecho de que era un corrupto, y hoy lo usa para disfrazar que es un golpista, y quiere hacernos creer que no existió el golpe de Estado que todos vimos en ese mensaje a la Nación del 7 de diciembre de 2022.

“Jamás intenté subvertir la institucionalidad peruana. Yo quería acercarme al pueblo”, ha expresado con un desvergonzado cinismo. Este embuste, junto al de que no estaba escapando hacia la Embajada de México y el de seguir creyéndose el presidente, destacan como las mentiras más delirantes que sintonizan con su talante autoritario y tóxico.

Sin embargo, vale la pena detenerse en la insólita respuesta sobre Dina Boluarte. Castillo señala que “Perú Libre la propuso como vicepresidenta, que recién la conoció presencialmente en la segunda vuelta, y que no sabía la clase de persona que era”. ¿Cómo puede pretender decir eso y buscar algún tipo de empatía o respeto? Está demostrando que su ambición política está por encima de ofrecer al país un proyecto político serio porque con tal de llegar al poder, el candidato al cargo más alto de una nación no se dio el trabajo de conocer a la persona que corría con él en la plancha y que posiblemente lo sucedería constitucionalmente, como ha ocurrido.

Tenemos bastante trabajo en desmentir el falso relato que ha construido Castillo para azuzar las asonadas y generar este caos, pero enhorabuena que ya no es presidente porque lo que se venía era peor, ya que en solo 16 meses ha degradado nuestra frágil democracia y precarizado el Estado, legado que como ha señalado The Economist “pesará sobre la economía de Perú, así como sobre la calidad de su gobernanza y democracia durante muchos años”.

Enhorabuena que nos libramos de un presidente tan tóxico para nuestra salud democrática.