Foto: Agencias/Thierry Mallet
Foto: Agencias/Thierry Mallet

La situación que estamos viviendo ante una segunda vuelta electoral polarizada que nos enfrenta entre amigos, familiares y colegas, en mi opinión, es la expresión de una parte de la ciudadanía que se siente abandonada por el Estado y tiene la sensación de que a sus compatriotas de las ciudades no les importan.

En las comunidades indígenas amazónicas desde hace décadas que los ciudadanos indígenas mueren antes de llegar a los servicios de salud, que por lo general están muy lejos. Recuerdo hace años, en Imacita, cómo llegaba un peque peque con una persona ya fallecida que venía desde el Alto Cenepa con una madre que gritaba mientras se acercaba al puerto. Recuerdo esa escena con dolor y lamentablemente es frecuente desde hace años. Nuestros compatriotas,  los ciudadanos abandonados, lloran sus muertos con impotencia en los botes.

El Estado está ausente para millones de ciudadanos y es urgente que se elaboren e implementen políticas de Estado que garanticen los derechos de cada peruano a lo largo y ancho de toda la patria.

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Como ocurrió con el atentado de Tarata, Lima sintió los efectos del conflicto armado interno   cuando nos reventó una bomba en la cara, dejando las esquirlas como testimonio de dolor y muerte de lo que ya ocurría en las regiones. De la misma manera, la pandemia trajo a Lima la muerte que las comunidades ignoradas sufren hace décadas por ausencia del Estado, ese mismo Estado que con la pandemia ya no funciona para nadie.

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