El Ministerio de Energía y Minas está pretendiendo proponer un tercer rescate financiero para Petroperú, ahora demandando la friolera de dos mil millones de dólares; después que el año pasado ya se otorgaron más de dos mil quinientos millones de dólares, dinero que salió de las arcas públicas, fruto de los aportes de los contribuyentes y que debería ser para atender las múltiples demandas que tiene el país.

Esta pretensión estaría rompiendo la regla fiscal establecida —acaba de renunciar el viceministro de Hacienda— y además, si consideramos que es una empresa que ya tiene calificación crediticia negativa, Petroperú ya no puede buscar financiamiento externo y está rota su cadena de suministro; no puede emitir bonos porque son considerados “bonos basura”, en los que nadie va a querer invertir.

Lo sorprendente de este nuevo rescate financiero es que es contradictorio a la posición que tenía inicialmente el Gobierno hace unos pocos meses. Recordemos que el propio premier Otárola, en septiembre, expresó taxativamente que no se iba a dar ningún dinero adicional y que el dinero público se iba a priorizar en otras demandas como el fenómeno de El Niño Global. Además, Otárola hizo énfasis en que no existe caja fiscal para asumir ese monto, así se quisiera ayudar por decisión política.

Entonces, la pregunta es obvia: por qué vuelven a la cantaleta del salvataje financiero si esta empresa pública está prácticamente quebrada y en el horizonte solo se ve la posibilidad de privatización o liquidación para Petroperú, como alternativas para su futuro mediato. Tienen que entender que ya no puede servir para atender los apetitos voraces de los gobiernos de turno.

Si no, recordemos al gobierno de Alan García con el caso de corrupción de los “petroaudios”; o el de Ollanta Humala con la inversión faraónica de la nueva refinería de Talara, que ha generado un desequilibrio financiero; y, finalmente, con el propio Pedro Castillo, que utilizó a Petroperú como su chacra, para cometer execrables actos de corrupción como el escándalo del biodiesel o el copamiento en los cargos de dirección previo pago de coma; ahí estuvieron impresentables como Hugo Chávez.



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