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[OPINIÓN] Richard Arce: “Tía María sí debe estar en la agenda del gobierno”

“Por eso habría que enmendarle la plana al premier Otárola, porque Tía María representa para el Estado la forma cómo no debe actuar si desea impulsar un proyecto minero”.

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Por angas o por mangas, el proyecto minero Tía María sí debe estar en la agenda del gobierno de Dina Boluarte porque es un proyecto emblemático que desnuda la negligencia de los gobiernos de turno en la gestión de los conflictos sociales, los pasivos históricos de una empresa cuestionada y también la manipulación de intereses pecuniarios de supuestos dirigentes sociales que terminaron como vulgares lentejeros.
Por eso habría que enmendarle la plana al premier Otárola, porque Tía María representa para el Estado la forma cómo no debe actuar si desea impulsar un proyecto minero. Independientemente de su viabilidad técnica y económica, Tía María es un problema complejo, ya sea por la conflictividad social que se ha vivido en estos años y que ha costado hasta vidas humanas, o por los pasivos ambientales y sociales que carga la empresa Southern —independientemente de quiénes han sido sus propietarios—, que se ha ganado a pulso el rechazo no solamente en el distrito de Cocachacra en la provincia de Islay en Arequipa, sino también en regiones vecinas como Tacna y Moquegua.
Para los que hemos tenido la oportunidad de estar en los albores del proyecto minero, cuando tuve la oportunidad de trabajar con los agricultores del Valle del Tambo, recuerdo bien que en las asambleas que presentaban el proyecto minero, allá por los años 2006 y 2007, los agricultores les plantearon utilizar el agua de mar a los relacionistas de Southern, porque el agua del río no podía ser utilizada para la minería. Ante la negativa de la empresa, empezaron las primeras protestas contra el proyecto, que tuvo al expresidente Alan García como promotor.
Después de la tragedia de los enfrentamientos con la población, regresaron en 2013 con una nueva propuesta de utilizar ahora sí agua de mar, pero ya muy tarde, porque ya se había generado una animadversión al proyecto minero y en especial a Southern.
Es así como, en cada elección, vuelve a la agenda el proyecto Tía María y es bien utilizado con demagogia. Lo hizo Ollanta, Alan y hasta Castillo con Boluarte que firmaron un acta comprometiéndose a que Tía María no va. Por eso resultan irresponsables los comentarios del Premier Otárola y del ministro Vera, del MINEM, en Perumin, con discursos dispares y en función de la platea, con lo cual generan mayor incertidumbre y entierran cualquier posibilidad para que Tía María se viabilice en el tiempo.
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