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[OPINIÓN] Richard Arce: “Pelotudeces democráticas - II”
“Se repite la historia con todos estos supuestos ‘revolucionarios’ que llegaron al poder de la mano de Pedro Castillo. Estos camaradas ahora tienen que responder a la justicia por sus chanchullos de corrupción...”.
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La noticia que ha estado pasando desapercibida ha sido la captura de los allegados a Guillermo Bermejo, congresista de la República y conspicuo líder del partido que impulsó a varios impresentables liderados por Vladimir Cerrón con el cuento de la revolución para estafar incautos.
Ahora empiezan a cantar los esbirros de Guillermo Bermejo, que por cierto los tenía cerca de su despacho congresal, incluso uno de ellos en la planilla del Congreso y otro como asiduo concurrente a sus oficinas. Después de la redada de la Policía y la Fiscalía empiezan a delatarlo y podemos conocer el affaire Bermejo y desentrañar la corruptela en la que estaría involucrado el congresista que todavía tenía la osadía de hacerse llamar ‘Che’.
Esto es la muestra de que el objetivo de Perú Libre era llegar al poder con otras intenciones sibilinas, de revolucionarios no tienen nada, aunque pretendan arrogarse la lucha de los pueblos como eslogan. Al final solo utilizan estos discursos de reivindicación para engañar a la gente, y después estando en el poder aprovecharse de sus cargos y levantarse el país en peso.
Se repite la historia con todos estos supuestos “revolucionarios” que llegaron al poder de la mano de Pedro Castillo. Estos camaradas ahora tienen que responder a la justicia por sus chanchullos de corrupción en los que están involucrados y se requiere que en el Congreso los desaforen para que después los procesen como delincuentes comunes.
Lo primero que debe ocurrir es que los congresistas de su bancada Cambio Democrático – Juntos por el Perú se desmarquen y deslinden de Bermejo, dejando esa hipocresía de una falsa solidaridad con el compañero caído en desgracia; habría que recordarles a los congresistas que la lealtad es con el país y que además con la corrupción no se tranza y menos se socava.
Y de una vez tienen que proceder con una acusación constitucional para su desafuero y que la justicia se haga cargo, porque habría que recordar a estos aventureros de la política chicha, que la corrupción no son “pelotudeces democráticas”, sino una traición en alto grado a la patria y que solo les depararía la pena capital —para seguir con el mismo tono de estos falsos izquierdistas—.
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