El fin de semana, en las elecciones de segunda vuelta en Guatemala, salió elegido Bernardo Arévalo, un líder con posiciones políticas de centro-izquierda.
El fin de semana, en las elecciones de segunda vuelta en Guatemala, salió elegido Bernardo Arévalo, un líder con posiciones políticas de centro-izquierda.

Nuestra patria grande, Latinoamérica, está siguiendo un proceso de definiciones políticas que reconfigura el mapa del poder en la región y además genera mucha controversia, por el nivel de polarización y el surgimiento de caudillos y liderazgos mesiánicos.

El fin de semana, en las elecciones de segunda vuelta en Guatemala, salió elegido Bernardo Arévalo, un líder progresista y con posiciones políticas de centro-izquierda, que genera esperanza para un país que tiene altos índices de pobreza y una dolorosa migración; esperemos que el sueño de Árbenz se haga realidad un día.

MIRA: [OPINIÓN] Richard Arce: “Infantilismo de la izquierda”

En Ecuador, después de lo convulsionada que fue la campaña electoral con el lamentable asesinato de Fernando Villavicencio, llegan a segunda vuelta la candidata del correísmo, Luisa González, y Daniel Noboa, hijo de un magnate bananero, representando a la derecha.

Previamente, en Argentina ganó las elecciones primarias el “liberal” Javier Milei, que se perfila para gobernar un país que está viviendo una crisis económica grave, fruto de la irresponsabilidad y negligencia del gobierno de izquierda de Alberto Fernández que demuestra la decadencia del kirchnerismo y que ha engendrado, en contraposición, un liderazgo antagónico con un personaje desbocado como Milei.

La ventaja para Argentina es que es un país que ha avanzado en institucionalidad, persiste la solidez de los partidos políticos con capacidad de movilidad social y el soporte ciudadano para movilizarse. Es así que si Milei no modera su discurso y, sobre todo, no genera consensos, su posible victoria electoral sería solo el preludio de un fracaso estrepitoso; recuerden bien que el populismo es un peligro en una democracia y Milei lo sabe.

La realidad es que el mapa político de Latinoamérica se pinta más de rojo, porque han emergido gobiernos de izquierda; pero no es tan acorde a la realidad que se está viviendo en la región, donde hay diferentes matices y percibo que hay una evolución muy interesante a lo que fue el socialismo del siglo XXI que ya fracasó con el éxodo venezolano como consecuencia de los sueños de opio del chavismo.

Hay esperanza en posiciones mucho más pragmáticas, como la de Boric en Chile, para que la izquierda pueda demostrar que sí podemos tener éxito si dejamos de lado el dogmatismo y la hipocresía, generando consensos amplios con la sociedad.


VIDEO RECOMENDADO

Julia Helena Carrillo de Ipsos Ecuador sobre las elecciones