"Con todo lo dicho, es evidente la responsabilidad de Otárola en todo este lío y hacía imposible su continuidad". (Foto: P21)
"Con todo lo dicho, es evidente la responsabilidad de Otárola en todo este lío y hacía imposible su continuidad". (Foto: P21)

Nuestro optimismo en el artículo de ayer ha quedado en nada. Viendo la sucesión de los acontecimientos en torno a este culebrón, con las nuevas versiones supuestamente contradictorias, solo se confirmaría el abuso de poder y los delitos que habría cometido el ahora ya expremier Alberto Otárola aprovechándose del cargo y usufructuando recursos públicos para satisfacer sus caprichos íntimos.

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Otárola mintió al país, negando a Yaziré Pinedo a los cuatro vientos, cuando sí tuvo una relación de pareja, como mencionó ella en su declaración en un medio. Por qué no dijo en su primer tuit que el audio era de 2021 cuando no era funcionario público, se hubiera evitado tanto escándalo. Seguro que prefirieron armar una treta y construir una historia inverosímil culpando a Vizcarra y Nicanor Boluarte.

Lo revelador de las declaraciones de la señorita Pinedo es el involucramiento de estos personajes en estas triquiñuelas. Pero hay que tomar con pinzas sus declaraciones, porque se evidencia la intención de querer lavarle la cara y presentar el escándalo como si fuera un complot, donde la víctima sería el dizque vilipendiado expremier; situación inverosímil, por el grado de involucramiento de Otárola en todo este tinglado.

Con todo lo dicho, es evidente la responsabilidad de Otárola en todo este lío y hacía imposible su continuidad. Había pasado casi un segundo día y él se mantenía en su cargo, por lo que habíamos empezado a sospechar de otros intereses creados en torno a este affaire. Si no, validemos la respuesta de Otárola por redes sociales, donde se pretende construir una historia paralela y él es víctima de un complot de Vizcarra y Nicanor, que quieren su cargo.

Sospecho que el nuevo guion que había preparado, y que salió 24 horas después del informe periodístico, tenía un mensaje subliminal de Otárola desde Canadá, como para intentar aferrarse al cargo y de que era capaz de todo si es que la presidenta lo retirara.

Esto hubiese sido gravísimo para un Gobierno precario como el de Boluarte, porque habría estado condicionada a mantener a un funcionario público cuestionado. Habría expuesto la gobernabilidad a una crisis mayor que hubiese terminado con la caída del Gobierno.

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