"Es indudable que hoy va a ser un día de tensión en el país, por los miedos que han generado con la denominada ‘Toma de Lima’..." (Foto: GEC)
"Es indudable que hoy va a ser un día de tensión en el país, por los miedos que han generado con la denominada ‘Toma de Lima’..." (Foto: GEC)

Es indudable que hoy va a ser un día de tensión en el país, por los miedos que han generado con la denominada ‘Toma de Lima’, haciendo reminiscencia a lo acontecido a inicios de año, que nos ha llevado a un enfrentamiento violento entre peruanos.

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Aunque no lo quieran entender, esto se ha extrapolado por la estrategia errada de los mensajes políticos desde el propio Gobierno, con el premier Otárola y varios de sus ministros, que han querido construir una narrativa asociando la marcha a una incursión de facciones de Sendero Luminoso.

Habría que hacerles recordar al Ejecutivo que en principio no estamos en guerra; no es un enfrentamiento entre peruanos, donde hay ganadores y perdedores, al contrario, se requiere mucha prudencia y ponderación de parte de nuestras autoridades que conducen el país en un escenario de posible vuelta de la conflictividad.

Se equivocan si creen que se va a cohesionar la opinión pública sobre la base de estos falaces argumentos, al contrario, están evidenciando sus miedos y salta la suspicacia sobre la pretensión que tendría el premier de evadir una vez más su responsabilidad, sobre lo acontecido a inicios de año que le acarrearía consecuencias penales en el futuro.

Hay hechos objetivos que no se pueden soslayar desde el Gobierno, como fue el compromiso de promover el adelanto de elecciones para buscar una salida a la crisis de gobernabilidad que se vivía en ese momento y que muy bien la historiadora Carmen Mc Evoy nos recuerda, que tal vez la presidenta no entendió el papel que le había dado la historia.

Yo creo que sí entendió muy bien, porque fue en esos términos el diálogo que tuve en ese periodo convulsionado y pretendí ayudar a buscar una salida racional a la crisis y la presidenta mostraba su buena voluntad.

El tiempo ha pasado y parece que las mieles del poder les han llevado a la negación de la realidad y empecinarse en seguir con este trajín de cuestionamientos al Gobierno, que muy bien las encuestas grafican con el altísimo porcentaje de desaprobación, que obligan a un cambio de timón en el gabinete y sobre todo al gesto humilde de desprendimiento para buscar una salida ordenada a esta crisis; caso contrario, se estarían exponiendo y podrían tener infaustas consecuencias para el Gobierno y el Congreso.

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