La incautación del departamento adquirido por la expareja del defenestrado ministro de Salud López y la apertura de la investigación fiscal en menos de 48 horas de la emisión de un reportaje periodístico demuestra la importancia y el valor que tiene la prensa de investigación como garantía para la democracia. Al extremo que uno de los principales detractores, que ha sido el presidente Castillo, haciendo eco a la magnitud de la denuncia por corrupción y no habiendo argumentos rebatibles, despidió por Twitter al ministro a las dos horas de publicado el informe en Latina.
Con ello cae cualquier atisbo de desacreditar a los medios de comunicación, que vienen destapando toda la podredumbre de la corrupción que empaña al gobierno. Recuerden nomás los casos emblemáticos de los ministros que ahora están comprendidos en investigaciones fiscales o están prófugos de la justicia. Ahí si no hubo reflejos del presidente, al contrario, se ha denunciado y con pruebas testimoniales de los involucrados, que el propio gobierno ayudó en la fuga y, lo más grave, en la obstrucción a la justicia, con lo que se demuestra el ocasional oportunismo del presidente y el doble rasero frente a la corrupción.
La pregunta evidente es ¿el presidente actúa así porque no son sus corruptos? o tal vez no le tocó el beneficio pecuniario que le correspondería. Por eso sería la rapidez para despedirlo.
¿Dónde queda la presunción de la inocencia o aquí no aplica el principal argumento de victimización que han tenido, de que “por ser ministro que viene de la chacra lo persiguen”?.
La realidad es que este caso de corrupción es una muestra de la decadencia de este gobierno, demuestra que están rodeados de delincuentes, que están saqueando el Estado.
Hasta parecería que hay una premisa, aprovechen todo lo que puedan porque ya estamos de salida. Por eso sería interesante conocer ahora los descargos del ex ministro López; debe estar con la herida, estemos atentos.