“Cerrar nuestra economía, como algunos pretenden, generaría medidas en contra de nuestras exportaciones, reduciendo empleo en sectores intensivos en mano de obra”.
“Cerrar nuestra economía, como algunos pretenden, generaría medidas en contra de nuestras exportaciones, reduciendo empleo en sectores intensivos en mano de obra”.

La primera persona que me habló de tener un acuerdo de libre comercio con EE.UU. fue Roberto Abusada. Eran los 90 y, aunque parecía una idea loca y lejana, por el solo hecho de venir de Roberto, merecía atención.

Poco después, el Perú se embarcaba en la avezada idea de negociar (primero junto a Colombia, Ecuador y Bolivia) un acuerdo comercial con EE.UU., que permitiría varias cosas: asegurar un trato justo a los trabajadores para que no se aprovecharan de ellos para competir. Además, se lograba que nuestros productos manufacturados (como los agropecuarios) ingresaran a un mercado más grande que el nuestro. Esto último significaba invertir para ampliar la capacidad productiva, crear más empleo y dar al pueblo y a la industria productos a mejores precios, aprovechando que el Estado no abusara encareciendo los precios para recaudar aranceles.

A diferencia de la minería, que de todas maneras colocará sus productos, lo producido en nuestras fábricas y sector agrario necesita mercados abiertos que no limiten su ingreso y que generen incentivos permanentes de mejora porque allí competimos con el resto del mundo.

Cerrar nuestra economía, como algunos pretenden, generaría medidas en contra de nuestras exportaciones, reduciendo empleo en sectores intensivos en mano de obra.

Pretender que solo la producción local abastezca el mercado peruano significa regresar a un sistema en el cual, ante la ausencia de competencia, solo unos pocos empresarios bien “contactados” podrían poner los precios que quisieran, enriqueciéndose y perjudicando a los más pobres. Insumos como el trigo, la soya y el maíz, para hacer pan, aceite o criar pollos subirían y se pagaría más por bienes esenciales.

¿Será esta la política económica que pretende el Gobierno para ayudar a los más pobres? Grave error que aumentará precios y pobreza. Suena bonito, pero es uno de los peores castigos que se impondría a quienes, al menos en el discurso, se dice querer ayudar.


TAGS RELACIONADOS