"La neutralización o ‘decapitación’ de los liderazgos criminales puede darse por muerte o captura de los cabecillas". (Foto: GEC)
"La neutralización o ‘decapitación’ de los liderazgos criminales puede darse por muerte o captura de los cabecillas". (Foto: GEC)

Con todas las limitaciones (presupuestales, tecnológicas, logísticas, funcionales...), la Policía Nacional gana puntos contra la criminalidad. Debe reconocerse. El problema es complejo y agarró a un país sin cautela pese a las advertencias constantes de agencias de seguridad e investigadores internacionales sobre la expansión de la red de amenazas del crimen transnacional.

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No obstante puntuales avances, la percepción y los hechos de inseguridad ciudadana persisten. El camino de resultados antidelictivos es lento. Las estructuras del crimen son muy resilientes, se adaptan a las pérdidas, incluyendo la ‘decapitación’ de sus liderazgos. La inteligencia operativa policial ha dado serios golpes al Tren de Aragua y sus facciones en Perú. Ahí está la captura de jefes como ‘Mamut’ (número tres, ahora en Challapalca), ‘Catire’, ‘Satanás’, ‘Nino’ y otros. ¿Son efectivas estas acciones?

La neutralización o ‘decapitación’ de los liderazgos criminales puede darse por muerte o captura de los cabecillas. El encarcelamiento será sosteniblemente exitoso con prisiones de seguridad máxima que garanticen el aislamiento. Tocorón era un penal incontrolado desde donde se exportó al Tren en complicidad con el narcochavismo politizado. En Colombia, los narcos temían a un arma potente: la extradición. Capitostes del cartel de Medellín como Pablo Escobar, Lether, los Ochoa y los del cartel de Cali como los Rodríguez Orejuela vivían atormentados ante la posibilidad de acabar en las severas cárceles norteamericanas. Escobar hasta desató el narcoterrorismo para impedirlo. En México, la extradición canceló al ‘Chapo’ Guzmán (y a su hijo Ovidio), hoy encerrado en celda unipersonal y con traje naranja en EE.UU. Es por ello crucial una seria reforma del sistema penitenciario peruano que finiquite a ‘taitas’ locales o extranjeros. Urgen ampliaciones o nuevas cárceles en “zonas duras” del país. Instalar un mensaje contracriminal potente que inocule el miedo real entre los delincuentes irrecuperables.

La ‘decapitación’ de los liderazgos fue útil en el pasado contra los grupos terroristas Sendero Luminoso y MRTA. En el ámbito de los grupos criminales puede no asegurar la derrota por el rápido reemplazo en las jefaturas. A la par suelen surgir otras ramificaciones más violentas en competencia por el control de las ‘plazas’. Es importante interrumpir paralelamente las fuentes de ingresos y la red de suministros (armamento, explosivos), así como la capacidad de reclutamiento que relanza la violencia criminal.

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