[OPINIÓN] Martín Naranjo: “La entrevista a Javier”
[OPINIÓN] Martín Naranjo: “La entrevista a Javier”

Hace poco tuve la oportunidad de ver un video muy interesante en el que Álvaro Merino Reyna entrevista a Javier Ichazo. El video es muy fácil de encontrar en la web. En él, Javier nos cuenta su trayectoria profesional y también nos comenta sobre su estilo de liderazgo y los principios que guían su toma de decisiones. Javier, recogiendo conceptos de su formación profesional en la Universidad de Piura, comenta que, para él, un principio siempre presente en su gestión y en su forma de ver las cosas es el siguiente: “La persona es un fin en sí mismo, no es un medio para lograr objetivos”. No puedo estar más de acuerdo.

Este principio, expresado con tanta simplicidad, es potentísimo. Debería ser central en el ejercicio de cualquier tipo de liderazgo. Debería ser evidente que el principal trabajo —la principal obligación moral— de un líder es desarrollar las habilidades de cada una de las personas a su cargo, con el máximo compromiso y el mayor de los esfuerzos. Se trata, como nos dice Javier, de lograr la mejor versión de cada uno. Se trata de avanzar a través del éxito de las personas y no a costa de este.

De hecho, este principio implica no solamente revisar seriamente la etiqueta “Recursos Humanos” y sus funciones, sino también situar la gestión del talento como el eje que debe guiar las definiciones estratégicas. Implica, a su vez, que los negocios existen para mejorar el bienestar de las personas, empezando por las de la propia empresa. Implica entender que las personas son siempre primero.

En este sentido, el trabajo del liderazgo consiste esencialmente en atraer, cultivar, desarrollar y retener el mejor talento. El talento es fundamental: es el mayor factor de diferenciación y, en realidad, define el principal territorio de competencia. El talento es precursor del logro de cualquier propósito empresarial, especialmente en un mundo cada vez más complejo, con equipos de trabajo cada vez más diversos, más autónomos, más dispersos y con mayores posibilidades de impacto positivo y también negativo.

Crear un ambiente positivo y retador, propicio para el desarrollo personal y profesional, y transmitir una visión movilizadora, que ilusione sin importar qué tan duras sean las circunstancias, es la labor primordial de los líderes empresariales. Recordemos la pandemia y recordemos las respuestas que vimos de nuestros líderes; recordemos cómo se pusieron de manifiesto prioridades y principios, y veamos si en nuestra empresa se practica genuinamente el principio de que las personas son un fin en sí mismo y no un medio para lograr objetivos.