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[Opinión] Martín Naranjo: Asamblea en el quirófano
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Promover una Asamblea Constituyente en medio de una pandemia aún no controlada, en un escenario de extrema polarización política y de cambio de gobierno, es un despropósito equivalente al de promover una hora loca en una sala de operaciones en plena cirugía. Refleja una valoración y una definición de prioridades completamente equivocadas respecto de la naturaleza y profundidad de la crisis que estamos atravesando. Especialmente cuando no se han expresado con algún mínimo de claridad las razones, la necesidad de ese camino, la oportunidad, ni los aspectos que se pretenden cambiar.
El Perú está en sala de operaciones, en medio de una cirugía de pulmón, tratando de recuperar todas sus funciones después de un traumatismo muy serio. Suficientemente complejo es cambiar el equipo de cirujanos durante la operación como para, además, promover más incertidumbre, postergar decisiones críticas y alargar plazos de recuperación. A diferencia de las personas, los países no mueren. Pero sí pueden sufrir larguísimas agonías. El cambio en el equipo de cirujanos debe ser muy cuidadoso, muy profesional, tratando de mantener lo que se ha venido haciendo bien y tratando de evitar y corregir errores.
Las prioridades son la vida y la pronta recuperación. Las prioridades son la vacunación y la reactivación. Para reactivar la economía es absolutamente necesario tener bajo control el tema sanitario. Necesitamos acelerar la vacunación, además de planificar y prepararnos para lo que pueda venir. No podemos seguir sacrificando la educación de nuestros niños: el retorno a las escuelas implica vacunar prioritariamente a nuestros maestros.
Reactivar requiere reducir la incertidumbre para impulsar la inversión privada y generar empleo de calidad. Impulsar la inversión privada requiere fortalecer la confianza con reglas claras, manejo macroeconómico responsable y estabilidad política.
La pandemia ha sido, y sigue siendo, terrible en todo el mundo. El Perú ha sido, y sigue siendo, de los más golpeados sanitaria y económicamente. Más de doscientos mil peruanos han perdido la vida y hoy tenemos más de tres millones de compatriotas que han cruzado de regreso la línea de pobreza. La pandemia también ha sido eficaz en mostrarnos con nitidez las cosas que realmente nos importan: las personas en nuestras vidas y el amor que nos une. Si el Perú fuera efectivamente una persona en el quirófano, todos estaríamos muy preocupados y solidariamente unidos. Sin embargo, jamás entraríamos a la sala de operaciones a jugar con los equipos o a distraer a los médicos. ¿Quién haría algo así?
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