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[Opinión] Marisol Pérez Tello: “El país que queremos”
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El país que queremos no se construye entre sordos, que defienden las cosas que creen sin escuchar. Se construye con convicciones, respeto a nuestras diferencias y a la certeza de que se puede encontrar unidad en la diversidad, si ponemos por delante los intereses del país.
Los últimos años hemos visto desprestigiarse instituciones fundamentales en democracia, desde el Congreso hasta los partidos políticos; estamos acostumbrados a comentarios y diagnósticos críticos, delincuencia, corrupción y tanta que la hemos normalizado.
Cualquier intento de soñar se enfrenta a la desconfianza y a todo aquello de lo que nos avergonzamos y pasa por romántico o se toma como una mentira o fruto de la inocencia, termina con frases como ‘¿en qué mundo vives?’.
Sin embargo, estoy convencida de que la verdadera política es desde donde se generan las transformaciones en los países y supone la capacidad de tener una visión, un norte, sueños en común.
Para eso es indispensable conocer y amar el Perú, entender su diversidad, complejidad, multiculturalidad, mestizaje, historia y entender que es ahí donde está el potencial y nuestra riqueza.
La magia de la política, la ciencia detrás de la política, tiene que ver con la construcción de un país. Del país que queremos, en el que queremos ver crecer a nuestros hijos, construir nuestro proyecto de vida, en el que queremos morir.
Este año empezó con la promesa de una nueva elección, pero con los mismos rostros, con los mismos partidos, con muchas legítimas ambiciones “de ser” con menos ganas de “hacer” y con poca voluntad de renunciar por algo más grande.
Es lo que hay y es con lo que tenemos que trabajar; sería ideal que, mientras tanto, pudiéramos hacer lo correcto para que en 2029 podamos elegir entre muchas opciones, todas buenas y todas generando ilusión. Nunca más contra nadie. Para eso hay que empezar a formar y escuchar a líderes que conozcan el Perú, que entiendan su problemática, que sepan políticas públicas.
En 2024, tendremos que elegir y sumar a todos los que tienen algo que ofrecer; si de algo ha servido todo el proceso de degradación del Estado, es que ha despertado a mucha gente buena y capaz, que miraba la política como algo malo, y lo que hay en gran medida lo es porque le hemos dejado el espacio a gente que la ve como un botín, en la que prevalecen los intereses.
Podemos hacerlo, construir ese país que queremos con verdadera política, que es entrega y sacrificio, pero también es esperanza.
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