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[Opinión] Luis Eduardo Cisneros: Alea Jacta Est

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(Foto: Ernesto Benavides / AFP)
Fecha Actualización
No existen evidencias históricas o hechos recientes que nos permitan tener esperanza, fe o algún optimismo esotérico, respecto a que saldremos quizás de la peor crisis política, económica, social y moral de nuestra vida republicana. Desde hace 200 años vivimos en una fragmentación y crisis permanente, que pareciera jamás acabará.
Históricamente, nuestra clase política ha sido protagonista de gestas caudillistas, populistas y altamente corruptas. El poder y la gobernanza “Marca Perú”, es una herramienta para satisfacer las necesidades económicas propias, y las de aquellos grupos sociales, familiares o empresariales cercanos. Desde el inicio de la República, nuestros gobernantes pusieron (y ponen) sus intereses por encima de cualquier acción que contribuya a la construcción de un sistema de bienestar orientado a las necesidades básicas de la gran mayoría de ciudadanos de esta fallida nación llamada Perú.
He tenido la oportunidad de trabajar y conocer a muchos políticos. Si algo debo decir de estos, es que una abrumadora mayoría son caretas decadentes, felones de la patria y sanguijuelas oportunistas, incapaces de alzar la voz o enfrentarse a sus mafias o las mafias rivales, en defensa de a quienes representan.
En el Perú, convivimos miles de pequeñas colectividades con visiones e intereses que colisionan entre sí. Ello anula aquella empatía fundamental para la construcción de una identidad en común, esencial para la generación de un desarrollo equitativo y consensuado. Converso frecuentemente con excompañeros de estudio (muchos de universidades Ivy League), quienes llegan a negar la existencia de la desigualdad en este país. Aseguran que la culpa es de los cholos que eligieron gobernadores corruptos. Para ellos, la pobreza de casi un tercio de la población peruana se debe a la ociosidad y falta de empuje de “estos cholos que no salen adelante porque no quieren”. Alea Jacta Est.
Lea mañana a: Andrés Chaves
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